El taichí es un arte marcial con fines terapéuticos. Procedente del imperio chino, y cuya práctica está relacionada con la obtención de un mayor y mejor equilibrio físico y psíquico.
La habilidad del taichí se recomienda indistintamente para personas de cualquier edad y sexo. Los beneficios que se consiguen son tanto en el plano físico como en el mental. En líneas generales, se pueden catalogar dichos beneficios en dos grandes grupos: el control de la energía y los progresos físicos.
En el control de la energía, y según la filosofía china, la energía vital o Chi es un elemento esencial en nuestro bienestar. El hecho de que fluya de forma correcta a través de nuestro cuerpo es la razón de que nos sintamos bien. O, al contrario, de que nos enfermemos si es que fluye de forma errónea.
En función de dicha creencia, la experiencia prolongada del taichí sería primordial para localizar y canalizar de forma adecuada la energía vital de nuestro organismo. Con esto, obtendríamos la perfecta armonía entre nuestros plano físico y mental. Así como con el resto del universo. Ya que nuestra energía también se canaliza hacia el exterior e influye en él.
Apartando un poco las creencias tradicionales chinas en relación con la energía. De lo que no hay la menor duda es del hecho de que, al tratarse de un arte marcial, el taichí consigue indudables beneficios en el plano físico, tanto a corto como a largo plazo.
Estos beneficios del Taichí, comprenden:
Reducción considerablemente de los niveles de estrés y ansiedad. Debido al buen control de la respiración, indispensable para la ejecución de los ejercicios.
Mejoramiento de la flexibilidad. Resulta muy positivo a la hora de combatir la artritis o complicaciones y dolencias musculares.
Estimulación del sistema cardiovascular. Sus movimientos suaves y de ejercicios por lo general anaeróbicos, controla la presión arterial.