Estrés digestivo

Estrés digestivo
Estrés digestivo

Estrés digestivo, cuando las mariposas del estómago se vuelven orugas. Las emociones están profundamente ligadas al sistema digestivo. El estrés favorece las enfermedades digestivas y estas a su vez perpetúan el estrés. Descubre cómo cerrar el círculo.

No siempre las mariposas en el estómago son una señal de que te has enamorado. También pueden ser una alarma, una luz roja que te anuncia de que estás a punto de perder el control sobre alguna situación. Por otro lado, las mariposas en el estómago provocan cosquilleo, sí; pero, asimismo, en el caso de personas con problemas digestivos, ser la avanzadilla de calambres, contracciones, sufrimiento, dolor.

En realidad, todos sabemos que existe una conexión entre nuestro estado de ánimo y nuestro estómago. Relacionamos cuadros de estrés con nudos en el estómago o la angustia con una repentina descomposición. Es natural: el tubo digestivo es nuestro segundo cerebro. Nuestras tripas son una importante fábrica de neurotransmisores; que son el motor de nuestro ánimo, idénticos a los del sistema nervioso central.

Una amenaza continua, el estrés digestivo

Del mismo modo, ante un episodio de estrés, el organismo libera hormonas, como las catecolaminas o el cortisol, en una reacción atávica de defensa. En esa situación, las funciones de los sistemas digestivos e inmunitarios se detienen, ayudando a que el cuerpo se centre en la amenaza. El problema aparece cuando los niveles de estas hormonas se mantienen elevados de forma continuada; cuando entramos en un cuadro de estrés crónico.

El estrés favorece el trastorno digestivo, pero este es también causa de estrés.

Sí, el estrés favorece determinados trastornos digestivos (por ejemplo, aumenta la producción del ácido clorhídrico, lo que perjudica el proceso digestivo y favorece la aparición de la úlcera). Pero todo es finalmente un círculo en el que se produce una retroalimentación, porque también la patología digestiva propicia el estrés.

Los trastornos digestivos son una fuente de gran padecimiento para quienes los sufren, pues limitan la posibilidad de afrontar la vida social de una forma confiada y tranquila. Produce vergüenza la urgencia de tener que ir al baño, la explosión de gases, las oscilaciones entre estreñimiento y diarrea, la distensión casi perenne del intestino, la hipersensibilidad a alimentos.

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