¿Existe la fobia a la Navidad? Hay 4 trastornos navideños: la fobia social, estrés y autoexigencia, tristeza súbita y compras compulsivas. La Navidad es tiempo de concurrencia, amor y júbilo. No obstante, estas fechas consiguen transformarse en una pesadilla cuando lo único que nos provocan son quebraderos de cabeza.
Todos tenemos algún conocido que padece de algo semejante a ataques de ansiedad y nerviosismo cada vez que se acercan estas fiestas; o la típica persona que odia la Navidad con todas sus fuerzas igualándose a la famosa figura de El Grinch.
Un estudio reciente ha demostrado que 2 de cada 5 españoles sufre fobia a la Navidad y Nochevieja
Según los datos suministrados por el Coaching Club, centro pionero en terapias grupales e individuales; en los últimos dos años ha aumentado un 25% el número de personas que asisten a un experto por los trastornos navideños.
Estos se apoyan especialmente en la expulsión de un gran conjunto de sentimientos conflictivos y cargas emocionales que se han ido sobrellevando durante todo el año; como estrés, trastornos alimenticios, dificultades económicas o directamente, la familia. La Navidad es la gota que rebasa el vaso de cientos de personas.
Si bien las fiestas navideñas suelen ser ciertamente emotivas, puesto que sobrellevan celebraciones, ansiados encuentros, jerga y relajación; ocasionalmente, este botón de fin de ciclo nos lleva a un ineludible análisis evaluativo del tiempo pasado; y, como resultado, a un cierto desequilibrio emocional en forma de angustia, frustración o tristeza motivadas por la insatisfacción personal ante los propósitos incumplidos.
Las fobias son miedos absurdos o exagerados que invaden la menta humana y se manifiestan corporalmente; por lo que poseen un alto componente somático. El mes de diciembre y parte del de enero se transforman así en una prueba de fuego para los que padecen estas perturbaciones.
Entre los síntomas más frecuentes, recalcan cuatro trastornos primordiales para describir la fobia navideña. Estos son: aversión social, estrés y auto-exigencia, tristeza súbita y compras compulsivas.
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