La leyenda del hilo rojo… ¿La has escuchado?

Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias; el hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper…
Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias; el hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper…

La leyenda del hilo rojo. Las mujeres somos románticas en potencia y cualquier historia que se relacione con la unión de dos seres logra sacarnos una que otra lágrima y está leyenda no es la excepción. Se trata del hilo rojo, junto con la teoría de que todos estamos conectados a una persona por un hilo rojo. Pero ¿De dónde salió esto? ¿A quién se le ocurrió?

Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias; el hilo rojo se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romper…

Pero que nos dice realmente esta leyenda:

En china relatan acerca de un anciano que reside en la luna, y que cada noche, sale en la búsqueda de las almas presentes en la Tierra que están destinadas a unirse. Cuando halla esas dos almas que son la una para la otra, el anciano las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.

En sí la leyenda se refiere a un hilo rojo e invisible que se ata al dedo meñique de dos seres que se aman sobre todas las cosas, inclusive contra su voluntad.

La otra versión de la leyenda del Hilo rojo, es más famosa que la anterior:

Hace tiempo un emperador de China escuchó hablar acerca de una bruja que era capaz de ver los hilos rojos de todas las personas y así saber quién estaba predestinado a estar contigo. Ansioso, el emperador hizo llamar a la bruja para que le indicara quien era la persona que el destino había unido a él.

La otra versión de la leyenda del Hilo rojo
La otra versión de la leyenda del Hilo rojo

La historia cuenta que la bruja cumplió la petición del emperador y comenzó su búsqueda. Luego de un largo camino, llegaron a una ciudad distante y en el mercado la bruja señaló al emperador una campesina con un bebé en brazos. Al emperador no le gustó el resultado y, déspota como era, empujó a la campesina, el bebé cayó y se hizo una herida en la frente.

Pasaron los años y el emperador buscó esposa, y siguió el consejo de sus caballeros, que le platicaban de una bella joven, hija de un general de su ejército. La mandó llamar, y al retirar el velo que le cubría la cara, el emperador quedó encantado por su belleza, sólo ensombrecida por una fea cicatriz en la frente.

¿Sorprendente verdad? pues sí, en Oriente, el dedo meñique es el dedo de los lazos y las relaciones; pues lo vincula con la arteria ulnar que conecta el corazón y la mano. De alguna forma sella con su latido el vínculo amoroso con aquellos que hemos reservado en las cavernas del rojo corazón.

No obstante, nace una duda que termina con el sentimentalismo de la leyenda:

¿qué ocurre con las personas que se murieron solas?, ¿y su hilo rojo? o peor aún con las personas que no conocieron al amor de su vida.

Para numerosas almas solitarias la leyenda es la esperanza de que en algún lugar del mundo se halla su alma gemela. Esa persona que a pesar de todo está predestinada a estar a su lado. No interesa lo que llegue a suceder, el hilo rojo se encargara de unirlos.

Este hilo, el hilo rojo del destino, es el conector que nos une sigilosamente y de forma caprichosa con personas insospechadas. Y narra la existencia de un amor intenso e intensamente real que a pesar de todo nos hallará.

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