Entre los pacientes y médicos debe establecerse una dinámica de confianza mutua y honestidad; como mecanismo de transferencia positiva, para que el enfermo explaye y revele su situación, sin reserva alguna.
La salud es el equilibrio biopsicosocial. La confianza es en un 50 por ciento la terapia primordial porque deriva en una sugestión mental y emocional para que el paciente sane. El otro 50 por ciento se cubre con los productos farmacéuticos. El tono que el médico emplea es agradable para que el paciente no se sienta que está siendo criticado, ni agredido.
Preguntas frecuentes que se establecen entre los pacientes y los médicos
¿Por qué me enfermo?
Hasta el ser humano más saludable tiene defectos de fábrica. Los músculos de nuestra espalda, por ejemplo, son tan débiles que la actividad normal puede lastimarlos. Nuestras venas son demasiado flácidas para la presión arterial normal, así que se estiran y con ello forman varices y hemorroides.
Y como no podemos digerir algunas de las importantes fibras de nuestra dieta, se nos forman los gases.
¿Qué debo comer?
Una y otra vez, un paciente valeroso se enferma y vomita, bebe un vaso de agua y vomita nuevamente. Espera un rato vuelve a beber y vomita. Llama al médico, le explica lo que sucede, y este le responde ¿Entonces porque tratas de comer? Tu estomago te está diciendo algo.
Es importante que cuando se tienen trastornos estomacales no se ingiera alimentos. Al introducir alimentos en un sistema digestivo irritable se produce una irritación mayor.
Una de las primordiales recomendaciones de los médicos a sus pacientes es que no caigan en el error de elaborar sus propias teorías acerca de su enfermedad y se automedican, siempre se debe consultar al doctor.
Nuca abandones el consultorio hasta quedar tranquilo con la explicación que te da el médico acerca de tu padecimiento. Realiza todas las preguntas que te vengan a la mente, por muy obvias que parezcan.
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