La sensualidad al descubierto

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La sensualidad femenina.

La sensualidad no tiene que estar obligatoriamente relacionada al sexo; obviamente tiene mucho que ver; pero la transcendencia de este concepto va más allá. Sin embargo, si la experiencia sensual no la incorporamos conscientemente en nuestras vidas en todos los aspectos, resultará difícil enriquecer la sexualidad. ¿Cómo es esto?.

La sensualidad es la capacidad de integrar en nuestro ser variedad de sensaciones físicas, sentimientos y emociones que se experimentan de forma armoniosa con el espíritu; Nuestros cinco sentidos son la fuente de todos los aprendizajes; todas las percepciones y sentimientos nos hacen sentir vivos.

A pesar de esto; como estamos concentrados en la vida productiva, el estrés y la urgencia para todo, nos va envolviendo una dinámica que poco a poco va “silenciando” nuestros sentidos; se nos olvida que los tenemos, actuamos automáticamente ante las circunstancia, incluso aquellas que requieren de nuestra mayor atención, concentración y entrega.

La sensualidad = Actitud

Nuestra sensualidad es una potencia, que conecta con otros. La sensualidad puede estar presente en la vida cotidiana, tiene que ver en múltiples situaciones, incluso cuando se toman los alimentos como se saborean, al manejar los cubiertos, como se deja que la lengua y la boca gocen el sabor; todo tiene que ver con la actitud ante la vida.

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Actitud y sensualidad.

Otro ejemplo, a través de la percepción de un caricia, se despierta una emoción; escuchar bien todos los sonidos que se emiten al hacer el amor, poner atención a tu respiración y a la de tu compañero (a), y dejarse acariciar auditivamente; El sentido del oído es poderoso, por momentos cerrar los ojos, nos permite hasta escuchar el silencio.

Por otro lado, para llegar a ser un gourmet, no sólo hay que probar lo exquisito, sino aprender todo lo que nos enseña el sentido del gusto; paladea cual gourmet los diferentes sabores; este sentido con la humedad y avidez de la lengua, satisface y cumplen mil y un deseo.

Así mismo; percibir el aroma del aire que se respira; llenarse de los olores del ambiente, crear la más exótica de las atmósferas eligiendo fragancias, no solo para el cuerpo; también para el lugar donde te encuentres.

No se trata de cultivar una sensualidad superficial; buscar placer solo por el placer mismo; sino de conectarnos profundamente con nuestros con sentidos para obtener información de lo que nos gusta o no; en definitiva para vivir intensamente. Sabrás con más seguridad a qué convocas y provocas.