El déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una de las condiciones más comunes diagnosticadas en los niños en edad escolar en la actualidad. Es una condición que afecta sus estudios y actividades diarias. La mayoría de los adultos que han sido diagnosticados en su niñez siguen presentando los síntomas, lo que afecta su desempeño laboral.
Los principales síntomas aparecen antes de los 12 años y en más frecuente en varones, predomina la dificultad para concentrarse y prestar atención a las conversaciones, los niños con este déficit no son capaces de organizar sus tareas, seguir instrucciones o realizar actividades en equipo, son impulsivos y muy inquietos, incluso pueden llegar a tener problemas para controlar sus emociones.
El déficit de atención es una disfunción neurobiológica, puede presentarse con hiperactividad o sin ella, pero actualmente existen tratamientos para controlar la condición y mejorar la calidad de vida.
La causa principal en genética, sin embargo existen factores que pueden producir TDAH, son los denominados perinatales, que están relacionados con el embarazo, parto y primeros meses de vida, el consumo del tabaco y alcohol durante la gestación aumenta las posibilidades de que un niño desarrolle déficit de atención.
Para detectar el problema en el desarrollo del niño, los primeros en evaluar son los maestros; estos al detectar algunos de estos síntomas deben hacer el llamado de atención a los padres, para que estos puedan ir con un especialista en desarrollo infantil y salud mental como neurólogos, psicólogos y terapistas cognitivos para hacer las evaluaciones pertinentes y recomendar el tratamiento adecuado.
Actualmente, con el avance de los estudios en el tema, existen diversos tratamientos y terapias para esta condición, que ayuden a mejorar la calidad de vida luego del diagnóstico, sin embargo no existe cura. Existen tratamientos con medicación estimulante y no estimulante, y a su vez también se pueden aplicar tratamientos alternativos como terapias conductuales y psicosociales, actividades escolares, preparación conductual para los padres. Pero en todo caso siempre es una decisión conjunta entre el especialista y los padres para elegir el mejor tratamiento para el niño.
En el caso de los tratamientos alternativos como las terapias, los padres deben participar activamente en cada sesión, para que el niño pueda involucrarse con mayor facilidad y aprender a controlar los síntomas desde ambas partes.
Si deciden suministrar los medicamentos, tienen que tomar en cuenta que como todo tratamiento químico puede tener efectos secundarios, por lo que se debe estar a atento a cualquier cambio inusual del niño. Por lo general este tratamiento pasa a ser una prueba de ensayo y error hasta conseguir el medicamento que le preste mejor al niño.
Es bueno resaltar que una alimentación adecuada a la disfunción es el mejor aliado para asegurar la efectividad de cualquier tratamiento. En este aspecto deben abundar los alimentos orgánicos y los que contengan aditivos y colorantes. La dieta debe incluir frutas y verduras, cerales integrales, legumbres, frutos secos y carnes orgánicas. Es importante incluir vitaminas del complejo B, C, D y E, que ayudan a la función saludable del cerebro.