Como evitar un escape de gases improvistos

Como evitar los gases intestinales
Como evitar los gases intestinales

Las flatulencias, o mejor conocidos gases se originan en nuestro aparato digestivo; fundamentalmente en el colon, último tracto intestinal, estos se crean especialmente cuando consumimos alimentos con fibra vegetal. Esta fibra nosotros no conseguimos digerirlas, pero los microorganismos de la flora sí usan como alimento.

Son un subproducto de la fermentación de esta fibra para usarla como energía, principalmente por parte de las bacterias. Así como también por levaduras y protozoos, y poseen una gran proporción de metano, hidrógeno, nitrógeno molecular y dióxido de carbono. Además de otras moléculas, en menor volumen, que son las responsables de su mal olor: el ácido butírico, que hiede a mantequilla rancia, o el sulfuro de hidrógeno, que brinda el característico olor a huevos podridos.

Evitar escapes de esos desagradables gases

  1. Cuando el río suena: aunque todos sentimos cierto placer al desahogar los gases intestinales propios, no hay nada tan bochornoso como hacerlo en público. Por eso, al igual que en un ataque terrorista, debes detectar su presencia lo más temprano posible.

En ser humano expulsa un promedio de 14 flatulencias por día, aunque la cantidad varia de persona a persona. Por eso, mantente atento a los movimientos estomacales. Sólo así, cuando esa bomba química llegue al final el túnel, estarás preparado para desactivarla.

Evitar las salidas improvistas de los gases
Evitar las salidas improvistas de los gases
  1. Que no te meta gol: aguantarse un pedo es como atajar un penal en un partido de fútbol; algo que se acerca con considerable fuerza y debes detenerlo. Evita movimientos bruscos y reírte a carcajadas, ya que un poco de presión bastará para expulsarlo y dejarte a ti fuera de lugar.

Haz fuerza hacia adentro o, en otras palabras, aprieta las nalgas. Con esto no lo aniquilaras. Simplemente lo demoraras, ya que así envías el gas de vuelta hacia tus intestinos, por lo que eventualmente volverá a bajar. Pero nadie te acusara de pedicida.

  1. Si amas algo, déjalo libre: retener gases no va a envenenarte. Sin embargo, aguantárselo podría causarte ciertos malestares, como dolor de estómago o hasta hemorroides. Además, si tanto lucharon por salir, no hay que negarles su ansiada libertad.

Así que encuentra un rincón solitario y espera pacientemente a que salga tu gaseoso amigo. Y no regreses de inmediato: cuanto más tiempo retienes un gas, mayor es la cantidad de nitrógeno inerte que almacenas, lo cual contribuye a fortalecer ese aroma que odian los demás.

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