La depresión y sus síntomas

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La depresión un mal invisible

La depresión y sus síntomas, cuando ya el cuerpo y la mente no pueden más. Pueden ser muchos, dependiendo de cada persona. La depresión es una enfermedad compleja que no tiene ninguna barrera de edad, sexo o posición social.

Una persona con depresión se le hace bastante difícil expresar lo que le duele. Y es que en este asunto complejo emocional donde parece que el cuerpo, el alma, el espíritu pesa y duele. Es por ello que el diagnóstico no es puntual muchas veces.

La falta de síntomas y/o dolencias palpables aunadas a que la personas ponen resistencia a pedir ayuda cuando un cuadro así aparece. Muchas veces solo se escudan diciendo que tienen estrés o tristeza que ya pasará.

Por ello es tan importante que se sepan de los síntomas de la depresión. De esta manera puedes reconocerlo en sí mismo o en otra persona. Especialmente si se trata de alguien allegado y apreciado.

La depresión y sus síntomas

Esta condición puede afectar todo el organismo en sí. Es decir, el sistema inmunitario, sistema digestivo, el metabolismo, procesos cognitivos; pero cada persona puede somatizarlo de manera diferente, por ello el tratamiento debe ser personalizado siempre.

Uno de los síntomas más destacables en este cuadro son los del comportamiento. Es decir, aquellas actividades que anteriormente eran agradable puede que ya no interesen. De ser responsable suele dejar de serlo.

Además se toma más tiempo llevar una tarea a cabo, un desinterés por socializar. En algunos casos la depresión se asocia a una falta de energía pero también se le asocia a estar ocupado permanentemente para no pensar.

Entre los síntomas emocionales se encuentra el mal humor, sensación de frustración, decepción, tristeza prolongada, obsesión por analizar todo, mantenerse fatalista ante todo. Un cuadro complejo de emociones donde pueden estar todas presentes o no.

En los síntomas cognitivos se consiguen problemas de concentración, pérdidas de la memoria, breves momentos de desconexión con la realidad, ciertos pensamientos erráticos entran en juego también.

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Tristeza profunda

Y entre los síntomas puntuales los que son más evidentes pero al acudir a un médico son tratados puntualmente para aliviar esa dolencia sin mirar más allá. Dolencias como problemas intestinales, cefaleas, calambres y dolores musculares, perdida o aumento de peso, caída del cabello, cansancio, falta de energía, problemas en la piel.

Y por último y más importante son los pensamientos suicidas. En un principio suelen ser esporádicos, pero cuando son recurrentes pensamientos internos se deben prender las alarmas. Pensamientos como: “quisiera dormirme y no levantarme más”, “no hago diferencia si no estoy”.

Ante este panorama se debe dar el paso más importante que es pedir ayuda y comprometerse consigo mismo a salir adelante.

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