Un cuerpo que se seca es un cuerpo que envejece

Un cuerpo que se seca es un cuerpo que envejece
Un cuerpo que se seca es un cuerpo que envejece

Un cuerpo que se seca es un cuerpo que envejece. Nos referimos al agua, cuya presencia, además de garantizar la realización de todos los procesos metabólicos y orgánicos que necesiten de su presencia, es una de las mejores formas de prevenir el envejecimiento.

Con la edad disminuye nuestro contenido de agua y aumentos los depósitos grasos. A pesar de las muy frecuentes recomendaciones, dietéticas y no dietéticas, de ingerir grandes cantidades de líquido, lo cierto es que la cantidad de agua que debemos tomar varía mucho según el tipo de alimentación que se haga.

Si nuestra dieta es rica en frutas y verduras, estos productos pueden proporcionar hasta litro y medio de agua diario. La ingestión correcta de agua total, es decir, la que aportan los alimentos más la que se toma como bebida, debe estar entre dos y tres litros diarios.

Si tenemos una alimentación muy concentrada debemos añadir una dosis de líquido de uno a dos litros más, mientras que, si nuestra dieta es muy rica en productos vegetales, probablemente tendremos bastante bebiendo sólo un litro más. El objetivo debe ser compensar las pérdidas producidas diariamente.

Si aumentan estas pérdidas de líquido por esfuerzos físicos, porque tenemos fiebre o efecto del calor, deberemos aumentar también la ingesta de agua, preferiblemente fuera de las comidas, repartiendo las tomas a lo largo del día para favorecer el trabajo de los riñones.

Un cuerpo con riesgo de deshidratación

La falta del suficiente consumo de agua supone un grave peligro de deshidratación. Se trata de un grave trastorno que, cuando se tienen muchos años, puede hacerse aún más peligroso. La alternativa es por tanto beber agua, aunque no se tenga sed.

Un cuerpo con riesgo de deshidratación
Un cuerpo con riesgo de deshidratación

En ocasiones se pierde la sensación de tener sed. Es como si los tejidos se acostumbraran a una disminución del agua y no reclaman su reposición. Cuando existe esa disminución en la sensación de tener sed, asociada en ocasiones a la dificultad de reconocerlo, la persona siente una especie de malestar o apagamiento que no relaciona con la falta de consumo de agua.

En ocasiones también se disminuye el consumo de agua de forma voluntaria. Por ejemplo, hay personas que se imponen beber poca agua porque sufren de incontinencia urinaria y creen que si no beben liquido resolverán su problema. Grave error.

Recuerde que la deshidratación es especialmente peligrosa para las personas de edad. Beba agua, aunque no tenga sed, sobre todo fuera de las comidas, las infusiones pueden ser un buen recurso.

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