En ocasiones nuestro cuerpo cruje, pero sin doler, sencillamente se trata de una crepitación. Obviamente, el sonido de la crepitación espanta, y a pesar de que puede ser síntoma o advertencia de una patología; generalmente el sonido suele venir por los gases (oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono); que forman parte del líquido sinovial (lubricante natural de las articulaciones).
Aunque suelen ser inofensivos, los ruidos igualmente podrían causarlos tus tendones al estar retornando a su lugar después de haberse descolocado de su posición original.
El esclarecimiento natural de lo que origina está crepitación puede generalizarse en una diferencia de presiones en el interior de la articulación. Los gases disueltos en el líquido sinovial asumen como función primordial ayudar el movimiento; al mismo tiempo de nutrir el cartílago permite que los huesos no tengan un roce agresivo entre ellos.
Sucede que al forzar la articulación en un movimiento determinado el espacio entre los dos huesos acrecienta estimulando que los gases disueltos broten; y la explosión de las burbujas de gas sea el principal motivo del ruido.
Si el crujido viene acompañado de dolor es a causa de que a veces forzamos demasiado el movimiento por falta de elasticidad y maltratamos desmedidamente las articulaciones. Con el tiempo, esto induce al deterioro del cartílago; por lo que pierde suavidad, provocando un ruido perceptible cuando los huesos chocan entre sí.
Podemos prevenir esta crepitación articular, e incluso su dolor si aparece
Una alimentación adecuada nos ayuda a nutrir los huesos, cartílagos y tendones. Al mismo tiempo, una buena hidratación y sesiones de estiramiento de calidad beneficiarán la salud articular; ya que con ello logramos liberar tensión de los músculos que envuelven las articulaciones y nos accederá un mayor flujo sanguíneo.
Los alimentos y suplementos que ayudan a optimizar nuestras articulaciones son:
Omega 3 (pescado azul, frutos secos, aguacate…), cúrcuma, glucosamina, cartílago de tiburón, ácido hialurónico. Puedes hallarlos en alimentos, en forma de especias o en suplementos posibles de encontrar en herbolarios.
Los nutrientes que se recalcan de manera especial son las vitaminas D y C, y algunos minerales ( calcio, fósforo, magnesio, silicio, azufre).
Calcio y fósforo: perfeccionan la formación, desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes. Pero se debe mantener un equilibrio, ya que la abundancia o carencia de uno, afecta a la capacidad de absorber el otro.
Magnesio: forma parte de las membranas de las células y la estructura ósea. Debe estar en equilibrio con el calcio; dado que su carencia priva la síntesis de vitamina D, precisa para la adecuada mineralización ósea.
Silicio: participa en la síntesis de elastina y de colágeno, que mejoran la fijación del calcio y del magnesio en los huesos y estimula la formación y mineralización ósea.
Azufre: el azufre se halla en el colágeno, elemento que forma tendones, cartílagos y ligamentos.
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