La ansiedad puede volverse resistente
Es importante saber que la ansiedad puede volverse resistente por lo que cuanto antes se pida ayuda más rápido se podrá vencer. Con el tiempo el cerebro va memorizando la respuesta ansiógena haciendo difícil romper ese patrón y evitando combatir la ansiedad.
A diferencia de las enfermedades físicas cuando se siente ansiedad no siempre es sencillo explicarlo. Este es un trastorno donde confluyen síntomas físicos, emocionales y cognitivos y puede convertirse en un verdadero calvario. Para algunas personas el diagnostico podría ser liberador porque logran encontrar una explicación a lo que les ocurre.
¿Cómo podemos detectar la ansiedad? Vamos a conocer sus primeros síntomas para lograr detener su avance.
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Síntomas que pueden pasar desapercibidos
- Pies fríos: Puede ser unos de los primeros síntomas de la ansiedad. Al estar ansioso el cerebro asume que estas en peligro redirigiendo el flujo sanguíneo a los órganos más importante. En este caso se encuentran en tu torso y el resultado es menos sangre en las extremidades.
- Bostezos frecuentes: No es solo indicador de sueño o aburrimiento también puede ser un síntoma de ansiedad. Las personas nerviosas y aquellas que sufren de ansiedad generalizada, incluso ataques de pánico, suelen bostezar más.
- Pesadillas que se repiten con frecuencia: Es posible que se trate de una expresión de ansiedad, frustración y/o preocupaciones.
- Niebla mental: Puedes que tengas dificultades para concentrarte eso puede ser debido a la ansiedad. Esta especie de “niebla mental” también es llamada “fibroniebla”. En este caso no se tiene capacidad para aferrar a la realidad y pensar con claridad. Comenzaras a tener problemas de memoria incluso se te hará difícil recordar lo que acabas de leer.
- Sabor metálico en la boca: Existen diferentes explicaciones para esto. La más probable es que el estrés causa una reacción de las bacterias en la boca haciendo sangrar las encías. La sangre tiene un sabor metálico pero como es poca la cantidad no lo notas. También te vuelves sensible a los sabores amargos y salados.
