La gestión de las emociones en niños de 0 a 3 años

La gestión de las emociones en niños
Emociones

La gestión de las emociones en niños de 0 a 3 años

Como es sabido por todos, las emociones son parte de nuestro día a día, de niños y adultos por igual. Y es justo en la etapa temprana de la niñez que es requerido implantar los cimientos para un desarrollo proporcionado de los niños.

No todo es ayudarlos a desarrollarse a nivel motor y a alcanzar algunos como cientos; también hay que apoyarlos para comprender que les pasa en determinado momento, identificando las emociones que empiezan a percibir. Para esto, hay que darle una relevancia especial a la educación emocional de los niños. Ayudarlos a reconocer sus emociones y a fomentar la habilidad de autogestionarlas. De lograr ese propósito, a los niños les será sencillo incorporarse a la sociedad y ser felices.

De esta forma, poco a poco, los adultos proveerán de herramientas para reconocer y gestionar sus emociones. Es de semejante relevancia nombrar eso que se percibe, como tener la capacidad de gestionar todo lo que esa emoción mueve internamente. Entretanto, hay que demostrarles que se requiere expresar sus emociones, pero que hay formas inadecuadas de hacerlo como golpear o empujar. Todo es parte de un proceso progresivo, que se irá extendiendo proporcionalmente vaya creciendo el niño o la niña.

La gestión de las emociones en niños
La gestión de las emociones en niños

La gestión de las emociones en niños de 0 a 3 años

En niños menores de un año, la acción se enfocará en las expresiones faciales que se asocian a cada emoción. De modo que cuando ellos muestren enojo, se puede poner cara de enojo tal como ellos y expresarles “estás enojado”. Pese a ser pequeños no quiere decir que son incapaces de interiorizar que esa es la expresión que reflejamos al sentir enojo y la asociarán a la emoción que perciban.

En estas edades, gestionar las emociones les es más difícil. Debido a que tanto el enojo como la rabia lo exteriorizan a través del llanto.

Con niños de mayores de 1 año, prosigue el ponerle nombre a lo que les sucede, dejándoles más espacio para que sean hábiles de gestionar su enojo, tristeza o frustración. A esta altura, entre más cerca están los 2 años, es más elevada la cantidad de rabietas que tienen. Es por esto que el entrenamiento previo les ayudará tanto a los niños como a sus padres o maestros.

Lo ideal en todo este proceso es jamás evitar una emoción ni su expresión. Todos sentimos en algún instante enojo, miedo, alegría, tristeza o frustración, los niños también pueden lo pueden sentir. Todo esto es un trabajo gradual, que toman su tiempo interiorizar, pero que les ayudará mucho gestionar sus emociones y su interrelación con sus pares en un futuro.

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