Ser un buen padre para los hijos

Idea de ser un buen padre
Idea de ser un buen padre

Siempre nos hemos preguntado como se puede ser un buen padre para los hijos. Ah los hijos, cuando no los tienes, piensas en innumerables escenarios idílicos a su lado. Pescando en un bote de remos sobre las aguas tranquilas del lago. Pateando un balón y derrotando por goleada a tu antipático vecino y a su inútil progenitor.

Consejos sabios sobre la vida en torno a una fogata. De pronto llega la vida real, y de golpe y porrazo te encuentras reprendiendo a tu hijo por sus malas calificaciones en matemáticas, pagando los cristales rotos de la vecina, y explicándole una y otra vez que no puede ponerse tatuaje con la cara de Marilyn Manson.

No te culpes por tener esa imagen idealiza de la paternidad. Lo cierto es que todos tenemos expectativas de esa índole en cuanto a tratar a nuestro hijo se refiere… aun sin haberlos procreado todavía.

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La realidad puede distar mucho de la idea inicial, cuando deseamos ser un buen padre. La clave del asunto sigue siendo que tu hijo requiere de ti, en todo momento

Ser buen padre implica ser guía
Ser buen padre implica ser guía

Primero que nada, recuerda que NO eres su mejor amigo. Eres su guía. Sus amigos comparten con ellos experiencias, que tu como padre no puedes, por ocupaciones, por edad o simplemente porque eres su padre. La distinción de amigo suele llegar cuando los hijos ya son adultos e incluso ya tienen sus propios hijos, y tienen la oportunidad de agradecernos todo lo bueno que aprendieron de nuestra labor como orientadores.

La imagen de padre concertador, que deja ir a su hijo de frente al error a fin de dejarle crear su propio criterio respecto a lo que es bueno y lo que es malo, no impresiona. Permitirle a hijo que llegue ebrio porque también lo hiciste, no puede ser aprobado. No podemos evitar que hagan algo indebido, pero si convencerlos de que no desearan haberlo hecho, ni lo harán de nuevo. Es preferible darles un castigo en casa, y no esperar que lo reciban de la calle, que será con menos benevolencia.

En ocasiones, no importa qué tan reprendible se te haga su comportamiento, es importante darle a tu hijo el beneficio de la duda cuando las cosas están mal. Quizá parezca una postura un tanto ingenua, pero al analizarla a fondo resulta una enseñanza sabia y profunda en cuanto a valores tan grandes como la lealtad, la confianza, la honestidad, y el compromiso.

Es decir, cualidades que vale la pena inculcar en la herencia que le dejas al mundo.