
La respiración es uno de los procesos biológicos más básicos y, al mismo tiempo, más olvidados del ser humano. Nacemos sabiendo respirar, pero con el paso de los años adoptamos hábitos posturales y estilos de vida que hacen que este acto tan natural se vuelva menos eficiente. Muchas personas respiran rápido, superficial y de manera torácica, lo que limita la entrada de oxígeno y aumenta la sensación de tensión física y mental.
Desde la medicina sabemos que el modo en que inhalamos y exhalamos aire no solo afecta a los pulmones, sino también al sistema nervioso, al corazón y al equilibrio general del organismo. Una respiración profunda y consciente tiene efectos positivos demostrados sobre el estrés, la ansiedad, la capacidad de concentración y la regulación cardiovascular (Hamasaki, 2020; Bae et al., 2021).
En este artículo veremos cuál es la forma correcta de inhalar y exhalar aire, explicaremos las diferencias fisiológicas entre ambas fases de la respiración, detallaremos las técnicas de respiración más útiles y ofreceremos ejercicios prácticos para aprender a respirar correctamente en la vida cotidiana.
¿Por qué importa aprender a respirar bien?
El cuerpo humano puede sobrevivir semanas sin alimentos y días sin agua, pero solo unos minutos sin oxígeno. De ahí la importancia de prestar atención a la manera en que respiramos. Cuando la respiración se vuelve superficial, rápida y concentrada en el pecho, disminuye la entrada de aire en los pulmones inferiores y con ello la oxigenación de la sangre. Esto puede provocar fatiga, sensación de ansiedad e incluso desequilibrios en la frecuencia cardíaca (Brinkman, Toro & Sharma, 2023).
Lo que ocurre cuando respiramos solo con el pecho
Respirar de forma torácica significa que los músculos intercostales trabajan más que el diafragma. El resultado es un movimiento limitado del aire, con menor participación de los alvéolos pulmonares donde se produce el intercambio gaseoso. A nivel práctico, es como llenar un vaso de agua solo hasta la mitad: el cuerpo recibe oxígeno, pero no de la manera más eficaz.
Efectos de una respiración ineficiente en cuerpo y mente
Una mecánica respiratoria deficiente no solo influye en lo físico. Estudios recientes demuestran que una respiración rápida y superficial se asocia con mayor activación del sistema nervioso simpático, lo que incrementa la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y la percepción de estrés (Czub et al., 2024). En cambio, una respiración profunda y lenta activa el sistema parasimpático, responsable de la calma y la recuperación.
La diferencia entre inhalar y exhalar (explicado fácil)
Hablar de cómo inhalar y exhalar bien requiere entender que no son procesos idénticos. Aunque ambos forman parte de un mismo ciclo, cumplen funciones distintas en el cuerpo.

Inhalar: llenar de oxígeno y activar la energía
La inhalación es un proceso activo. Implica la contracción del diafragma y los músculos intercostales, que expanden la cavidad torácica. Esta expansión reduce la presión interna y permite que el aire rico en oxígeno entre en los pulmones. A nivel fisiológico, inhalar activa el sistema nervioso simpático, generando un ligero aumento de la frecuencia cardíaca y del estado de alerta (Haddad & Sharma, 2023).
Un ejemplo sencillo: inhalar es como pisar ligeramente el acelerador de un coche. El motor se activa y se prepara para funcionar con más energía.
Exhalar: liberar tensión y activar la calma
La exhalación, en cambio, suele ser pasiva en reposo. Ocurre cuando el diafragma se relaja y asciende, empujando el aire hacia fuera. Si realizamos una exhalación controlada y prolongada, entran en juego los músculos abdominales que ayudan a expulsar el aire de forma más lenta. Este gesto activa el sistema nervioso parasimpático, reduciendo la frecuencia cardíaca y promoviendo la relajación (Van Diest et al., 2014).
En términos prácticos, exhalar sería como soltar suavemente el pedal del freno, permitiendo que el organismo reduzca la marcha y encuentre estabilidad.
La técnica correcta: respiración diafragmática o abdominal
Al plantearnos cuál es la forma correcta de inhalar y exhalar aire, la respuesta más respaldada por la evidencia científica es la respiración diafragmática o abdominal. Este estilo consiste en aprovechar el movimiento natural del diafragma, un músculo en forma de cúpula situado bajo los pulmones.
Cómo colocar el cuerpo (postura recomendada)
La postura inicial es importante para entrenar este tipo de respiración. Lo ideal es tumbarse boca arriba o sentarse en una silla con la espalda recta, apoyando una mano sobre el abdomen y otra sobre el pecho. La clave está en que la mano del abdomen se mueva más que la del pecho.
Paso a paso: inhalar por la nariz, exhalar más lento
El ejercicio básico consiste en:
- Inhalar por la nariz durante 4 a 6 segundos, notando cómo el abdomen se expande
- Hacer una pequeña pausa de 1 segundo
- Exhalar lentamente por la boca o la nariz durante 6 a 8 segundos, contrayendo suavemente el abdomen
De este modo, la inhalación es más corta que la exhalación, lo que favorece la activación parasimpática y la relajación profunda (Bae et al., 2021).
Ejercicios prácticos de respiración para el día a día

Saber cómo inhalar y exhalar bien requiere práctica. La teoría es importante, pero la verdadera transformación aparece cuando incorporamos ejercicios sencillos a la rutina diaria. La respiración es un entrenamiento físico igual que cualquier otro: cuanto más se practica, más se interioriza.
1. Técnica 4–6 (inhalar 4 segundos, exhalar 6 segundos)
Este ejercicio está diseñado para mejorar la variabilidad de la frecuencia cardíaca y aumentar la sensación de calma. Consiste en inhalar por la nariz durante 4 segundos y exhalar lentamente durante 6 segundos. Puede realizarse sentado en una silla o tumbado en la cama, en sesiones de 5 a 10 minutos. Estudios recientes confirman que este tipo de patrón respiratorio favorece la relajación y reduce la ansiedad (Czub et al., 2024).
2. Respiración 2:1 para calmar la ansiedad
Otra de las técnicas de respiración más eficaces es la denominada 2:1. El objetivo es que la exhalación dure el doble que la inhalación. Por ejemplo, inhalar durante 3 segundos y exhalar durante 6 segundos. Este patrón es útil en momentos de agitación o estrés, ya que activa de forma directa el sistema nervioso parasimpático, facilitando la sensación de serenidad (Van Diest et al., 2014).
3. Respirar antes de dormir
Muchas personas sufren insomnio debido a la hiperactividad mental. Un ejercicio útil consiste en colocarse en la cama boca arriba, apoyar las manos sobre el abdomen y realizar 10 respiraciones profundas diafragmáticas con exhalaciones prolongadas. Esta práctica prepara al cuerpo para el descanso al disminuir la frecuencia cardíaca y la actividad eléctrica cerebral (Pilcher et al., 2025).
Beneficios comprobados de una respiración correcta

Los beneficios de respirar correctamente han sido ampliamente estudiados en las últimas décadas. La literatura científica destaca mejoras en la salud física, emocional y cognitiva.
1. Menos estrés y más relajación
Una respiración lenta y diafragmática reduce la actividad del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, lo que disminuye la producción de cortisol, la hormona del estrés. Además, mejora el estado de ánimo y la capacidad de gestión emocional (Ma et al., 2017).
2. Mejor salud cardiovascular y pulmonar
Practicar de forma habitual técnicas de respiración controlada contribuye a reducir la presión arterial, mejorar la oxigenación sanguínea y aumentar la capacidad pulmonar. En estudios con pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, la respiración diafragmática se ha mostrado útil como complemento terapéutico (Liu et al., 2023).
3. Impacto positivo en la concentración y la memoria
El control de la respiración influye también en el rendimiento cognitivo. Investigaciones recientes muestran que la respiración profunda y lenta mejora la memoria de trabajo y la capacidad de concentración en jóvenes universitarios sometidos a estrés académico (Pilcher et al., 2025). Esto se explica por la mejor oxigenación cerebral y la regulación autonómica que genera.
Preguntas frecuentes sobre cuál es la forma correcta de inhalar y exhalar
¿Cómo saber si estoy respirando bien?
Un indicador claro es observar si el abdomen se expande más que el pecho durante la inhalación. Si el movimiento se concentra en la zona torácica, probablemente se esté utilizando un patrón superficial y menos eficiente.
¿Cuánto tiempo debo practicar?
La evidencia sugiere que sesiones de entre 5 y 15 minutos al día de respiración diafragmática producen beneficios significativos en la regulación emocional y cardiovascular (Hamasaki, 2020). No obstante, incorporar la respiración consciente en actividades cotidianas, como caminar o trabajar, amplifica los efectos positivos.
¿Qué pasa si respiro por la boca?
Respirar habitualmente por la boca puede favorecer sequedad de mucosas, ronquidos e incluso alteraciones posturales en el largo plazo. Lo más recomendable es inhalar siempre por la nariz, ya que así el aire se filtra, humidifica y llega a los pulmones a la temperatura adecuada (Brinkman, Toro & Sharma, 2023).
Conclusión: respirar bien es medicina gratuita
La evidencia científica y la práctica cotidiana coinciden en una idea clara: aprender cuál es la forma correcta de inhalar y exhalar aire marca una diferencia real en la salud. La respiración diafragmática, es el patrón más beneficioso para el organismo. Este estilo de respiración optimiza el intercambio de oxígeno, equilibra el sistema nervioso y reduce el impacto del estrés sobre el corazón y la mente.
Practicar a diario cómo inhalar y exhalar bien, con ejercicios sencillos aporta ventajas tangibles: mejora la calma emocional, fortalece la función cardiovascular y aumenta la capacidad de concentración. En definitiva, respirar correctamente no es un lujo ni una moda, sino una herramienta accesible, sencilla y gratuita que cada persona puede incorporar en su vida para potenciar su bienestar físico y mental.
Referencias consultadas
- Bae, D., Matthews, J. J. L., Chen, J. J., & Mah, L. (2021). Increased exhalation to inhalation ratio during breathing enhances high-frequency heart rate variability in healthy adults. Psychophysiology, 58(11), e13905. https://doi.org/10.1111/psyp.13905
- Brinkman, J. E., Toro, F., & Sharma, S. (2023). Physiology, respiratory drive. StatPearls Publishing. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK482414/
- Czub, M., et al. (2024). A slow diaphragmatic breathing intervention for anxiety: How do respiration rate and inhalation/exhalation ratio influence self-reported anxiety? Stress and Health, 40(6), e3496. https://doi.org/10.1002/smi.3496
- Hamasaki, H. (2020). Effects of diaphragmatic breathing on health: A narrative review. Medicines, 7(10), 65. https://doi.org/10.3390/medicines7100065
- Liu, H., et al. (2023). Deep diaphragmatic breathing—Anatomical and biomechanical consideration. Journal of Holistic Nursing, 42(1), 90–103. https://doi.org/10.1177/08980101221149866
- Ma, X., et al. (2017). The effect of diaphragmatic breathing on attention, negative affect and stress in healthy adults. Frontiers in Psychology, 8, 874. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2017.00874
- Pilcher, J. J., et al. (2025). Brief slow-paced breathing improves working memory, mood, and stress in college students. Anxiety, Stress, & Coping. Advance online publication. https://doi.org/10.1080/10615806.2025.2505897
- Van Diest, I., et al. (2014). Inhalation/Exhalation ratio modulates the effect of slow breathing on heart rate variability and relaxation. Applied Psychophysiology and Biofeedback, 39(3–4), 171–180. https://doi.org/10.1007/s10484-014-9253-x































