Fiebre no siempre es infección: cómo evitar errores comunes en el tratamiento de los niños

Fiebre no siempre es infección - Dra. Julieta Alanís, Pediatra
Promover una atención pediátrica basada en la evidencia y el acompañamiento familiar es clave para reducir el miedo innecesario a la fiebre. Imagen cedida por la Dra. Julieta Alanís, Pediatra, para uso referencial.

Por la Dra. Julieta Alanís, Pediatra

La fiebre es uno de los motivos más frecuentes por los que los padres acuden al consultorio o a urgencias. Ver a un hijo calentito o decaído puede generar preocupación inmediata. Sin embargo, la fiebre no siempre significa infección grave ni requiere tratamientos agresivos. Conocer cuándo preocuparse y cuándo no puede evitar errores comunes y ayudar a tomar mejores decisiones para el bienestar de los niños. 

La fiebre es una respuesta del cuerpo, no una enfermedad 

Lo primero que siempre explico a los padres es que la fiebre no es algo malo en sí misma. Es una señal de que el cuerpo está activando sus defensas. Puede aparecer por virus, vacunas, deshidratación o calor excesivo. En la mayoría de los casos, se debe a infecciones virales que no requieren antibióticos y se resuelven solas. Pensar que “fiebre = infección grave” es un error común. Lo importante no es solo la temperatura, sino cómo se ve y cómo se comporta el niño. 

Antibióticos: solo cuando son necesarios 

Un mito frecuente es asumir que cualquier fiebre necesita antibiótico. Esto no solo es incorrecto, sino riesgoso. Los antibióticos funcionan contra bacterias, no contra virus, y usarlos sin indicación médica puede causar resistencia, efectos secundarios y complicaciones futuras. La gran mayoría de los cuadros febriles en niños no requieren antibióticos, y darlos “por si acaso” no protege: puede empeorar la situación. 

Lo que los padres deben observar 

Más allá del número en el termómetro, hay señales que indican si un niño necesita atención urgente:

  • Dificultad para respirar
  • Somnolencia excesiva o comportamiento inusual
  • Fiebre mayor a 72 horas
  • Vómitos persistentes o signos de deshidratación
  • Manchas en la piel que no desaparecen al presionar. 
     
    Si estos signos no están presentes y el niño juega, come y responde bien, probablemente solo necesite hidratación, descanso y vigilancia. 

Qué hacer y qué no hacer durante la fiebre 

El objetivo no es eliminar la fiebre por completo, sino mantener al niño cómodo. Los métodos agresivos como alcohol, agua fría o baños helados son peligrosos y no funcionan. Lo recomendable es ofrecer líquidos, usar ropa ligera, dar antipiréticos solo si se siente incómodo y vigilar su comportamiento. La fiebre es parte del proceso de recuperación, no un enemigo. 

Informar para no alarmar: el poder de conocer la fiebre

La fiebre puede causar temor, pero entenderla ayuda a evitar decisiones impulsivas o tratamientos innecesarios. Como pediatra, mi misión es acompañar a los padres, brindar herramientas y ayudarles a distinguir cuándo un niño necesita atención médica y cuándo solo requiere cuidados básicos en casa. La información correcta transforma la preocupación en confianza y seguridad, permitiendo cuidar mejor… y con tranquilidad. 

Sobre la autora

Dra. Julieta Alanís

Dra. Julieta Sarahí Alanís Zayas

Pediatra. Atención a niños de 0 a 15 años.

Formación académica:

  • Cirujano Partero – Universidad Autónoma de Tamaulipas, Campus Matamoros.
  • Posgrado en Pediatría – Tecnológico de Monterrey (Programa Multicéntrico).
  • Formación en Lactancia Materna (Edulacta) – Junio a Octubre 2022.
  • Soporte Vital Avanzado Pediátrico (PALS) – Vigente hasta Noviembre 2026.

Imagen cedida para uso referencial.