Beneficios de la neuromodulación no invasiva para dolor crónico: lo que dice la ciencia

beneficios de la neuromodulación no invasiva para dolor crónico
La estimulación cerebral no invasiva ofrece nuevas esperanzas a quienes sufren dolor crónico, en un entorno clínico moderno y cercano.

Las personas que no tienen dolencias físicas no saben lo afortunadas que son; ni se imaginan lo que significa vivir día y noche con una incomodidad constante que no da tregua, que roba parte de la alegría cotidiana y, en muchos casos, desequilibra el estado anímico. El dolor crónico más que limitar el movimiento, también encierra la mente en un bucle de preocupación, angustia y cansancio que muchas veces ni el mejor analgésico consigue apaciguar.

Por fortuna para todos, en los últimos años, ha cobrado fuerza una línea de tratamiento que se sitúa entre la medicina convencional y las tecnologías neurocientíficas de vanguardia. Me refiero a la neuromodulación no invasiva, una estrategia terapéutica que ha demostrado ser útil para controlar distintos tipos de dolor sin necesidad de recurrir a intervenciones quirúrgicas ni a altas dosis de medicamentos. Son tratamientos sin cirugía para el dolor crónico, seguros y cada vez más personalizados, que ofrecen esperanza real a quienes llevan años buscando alivio.

Si vives en Calahorra o alrededores y estás buscado soluciones, te comento que en fisioterapia La Rioja, una opción muy recomendable es Iberfisio. Allí están incorporando tecnologías y protocolos de última generación, entre ellos la neuromodulación, en enfoques multidisciplinares.

A lo largo de este artículo te explicaré qué es la neuromodulación, cómo funciona, qué tipos existen, y cuáles son los beneficios de la neuromodulación no invasiva para dolor crónico según la evidencia científica más reciente.

¿Qué es la neuromodulación y cómo ayuda con el dolor crónico?

La Neuromodulación significa, literalmente, «modular» (ajustar, regular) el funcionamiento del sistema nervioso. ¿Cómo? A través de estímulos controlados que interfieren, corrigen o reducen la actividad de ciertas rutas nerviosas que se han vuelto hipersensibles o disfuncionales.

Cuando una persona sufre de dolor crónico, no es simplemente que tenga una lesión persistente: muchas veces, lo que sucede es que el sistema nervioso ha quedado «enganchado» al dolor. Como si el cuerpo estuviese escuchando una alarma de emergencia que ya no tiene sentido, pero que sigue sonando. En estos casos, es donde neuromodulación cobra sentido: ya que, reeduca esas señales, amortigua el ruido nervioso, y permite restablecer el equilibrio entre la señal que llega desde la zona del cuerpo y la forma en que el cerebro la interpreta.

Lo fascinante de esta estrategia es que se basa en mecanismos neurofisiológicos bien conocidos, como la teoría de la compuerta espinal (Melzack y Wall, 1965), que propone que la médula espinal puede «cerrar» o «abrir» el paso a los impulsos dolorosos. Y esa «puerta» se puede influenciar desde fuera. Por eso, una parte de los avances recientes en medicina del dolor se han centrado en técnicas no invasivas que aplican energía (eléctrica o magnética) desde el exterior para conseguir ese efecto regulador.

Breve recorrido histórico de la neuromodulación en medicina del dolor

He de decir que la neuromodulación no es una invención reciente, pero su desarrollo como terapia segura y accesible sí lo es. La historia moderna comenzó en los años 60, cuando se formularon teorías que explicaban el dolor como un proceso dinámico susceptible de ser modificado en la médula espinal. A partir de esa base, los investigadores empezaron a experimentar con corrientes eléctricas de baja intensidad para aliviar ciertos dolores resistentes a los fármacos. Nació así la estimulación eléctrica nerviosa transcutánea, conocida por sus siglas en inglés como TENS.

Década tras década, la tecnología se fue perfeccionando. Aparecieron dispositivos implantables para estimular la médula espinal en casos graves, y más adelante surgieron técnicas sin implantes (es decir, neuromodulación sin implantes) que resultaron muy atractivas por su simplicidad y bajo riesgo.

Hoy en día, estas herramientas se han diversificado y adaptado a diferentes perfiles de pacientes. En lugar de plantear soluciones quirúrgicas desde el inicio, los especialistas pueden comenzar con técnicas de estimulación eléctrica no invasiva para ofrecer un alivio más seguro, menos agresivo, pero muy eficaz.

¿En qué consiste la neuromodulación no invasiva?

Como su nombre lo indica, esta forma de neuromodulación se aplica desde fuera del cuerpo, sin necesidad de anestesia, quirófano, ni implantes. Son dispositivos que utilizan estímulos eléctricos o magnéticos controlados para modificar la actividad cerebral o nerviosa, con el objetivo de reducir la intensidad del dolor y mejorar la calidad de vida del paciente.

Estas técnicas se caracterizan por:

  • No requerir cirugía: no hay cortes, ni riesgos quirúrgicos.
  • Ser bien toleradas: la mayoría de pacientes apenas sienten una leve sensación o cosquilleo.
  • Poder aplicarse de forma ambulatoria: incluso en centros de fisioterapia o en casa (con equipos supervisados).
  • Ofrecer resultados acumulativos: los efectos suelen mejorar con sesiones sucesivas.

Son, básicamente alternativas no invasivas para el dolor que tienen un respaldo creciente en la literatura médica. En muchos casos, no sustituyen completamente a otros tratamientos, pero sí los complementan muy bien, permitiendo reducir dosis de analgésicos o mejorar la respuesta a fisioterapia convencional.

¿Cuáles son las tecnologías más utilizadas en neuromodulación no invasiva?

Qué es la neuromodulación

Vamos a repasar brevemente las cuatro técnicas principales, todas ellas reconocidas en guías clínicas internacionales:

1. Estimulación Magnética Transcraneal (EMT o EMTr)

Esta técnica aplica campos magnéticos pulsados sobre el cráneo para inducir corrientes eléctricas en la corteza cerebral. Dependiendo de la frecuencia, puede aumentar o reducir la actividad de ciertas áreas del cerebro implicadas en el dolor. Se utiliza especialmente en pacientes con dolor neuropático o fibromialgia.

Estudios recientes han demostrado que la EMTr aplicada en la corteza motora primaria puede reducir la percepción del dolor en cuadros como la neuropatía periférica o central (Xiong et al., 2022; Wen et al., 2022).

2. Estimulación Transcraneal por Corriente Directa (tDCS)

Se trata de una corriente eléctrica muy suave (de 0,5 a 2 mA) aplicada mediante electrodos en el cuero cabelludo. Esta técnica no hace que las neuronas descarguen directamente, pero sí modifica su umbral de excitabilidad. En otras palabras, las hace más o menos propensas a dispararse ante estímulos.

Los efectos positivos de la neuroestimulación no quirúrgica con tDCS han sido comprobados en múltiples estudios para fibromialgia, cefaleas crónicas y dolor neuropático (Costa et al., 2024; Villota Rodríguez et al., 2025).

3. Estimulación del Nervio Vago Transcutánea (tVNS)

El nervio vago es como una autopista que conecta el cerebro con varios órganos internos. Estimularlo desde fuera (por ejemplo, en la zona auricular o cervical) permite activar circuitos inhibitorios del dolor y del sistema autónomo. Esta técnica ha mostrado eficacia en migrañas y en terapia eléctrica para dolor persistente como el de la artrosis o lumbalgia crónica.

Su perfil de seguridad es muy alto, lo que refuerza su lugar dentro de las ventajas de la neuromodulación no invasiva (Duarte-Moreira et al., 2025).

4. Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea (TENS)

Probablemente la técnica más conocida por fisioterapeutas. Se colocan electrodos sobre la piel, alrededor del área de dolor, y se aplica una corriente eléctrica de baja intensidad. Estimula las fibras nerviosas gruesas (Aβ) para bloquear la transmisión del dolor en la médula espinal.

Aunque su efecto es más bien inmediato y limitado en el tiempo, ha demostrado utilidad como parte de un tratamiento integral, especialmente en lumbalgia y artrosis (Johnson et al., 2022).

¿Para qué se utiliza la neuromodulación no invasiva?

La neuromodulación no invasiva se ha convertido en una herramienta bastante versátil dentro del manejo multidisciplinar del dolor. Se utiliza como terapia complementaria en pacientes con dolor crónico refractario, es decir, aquellos que no obtienen suficiente alivio con fármacos ni con terapias convencionales. Y créeme cuando te digo que, en medicina del dolor, esa es una proporción preocupantemente alta.

Los estudios han demostrado que estas técnicas actúan sobre áreas cerebrales y circuitos nerviosos clave implicados en la percepción y cronificación del dolor. Entre las condiciones en las que más se emplean son de más se recomiendan son:

  • Dolor neuropático periférico y central
  • Fibromialgia y trastornos de sensibilización central
  • Migraña y cefaleas crónicas
  • Dolor musculoesquelético como lumbalgias o artrosis
  • Síndrome de fatiga crónica
  • Trastornos de sueño asociados al dolor.

Esto convierte a la neuromodulación no invasiva en una de las alternativas no invasivas para el dolor más prometedoras de la actualidad.

¿Cuánto tarda en hacer efecto la neuromodulación?

Una de las preguntas más frecuentes entre los pacientes (y también entre los terapeutas) es cuánto se tarda en notar una mejoría. La respuesta, como suele ocurrir en medicina, es: depende.

El efecto analgésico puede percibirse desde la primera o segunda sesión, especialmente en técnicas como TENS, que generan alivio inmediato aunque transitorio. En cambio, métodos como la EMTr o la tDCS requieren una serie de sesiones (generalmente entre 5 y 20) para inducir cambios plásticos sostenidos en el sistema nervioso.

Según un metaanálisis de Costa et al. (2024), los beneficios máximos de la tVNS, EMTr y tDCS suelen consolidarse tras dos a tres semanas de tratamiento regular. En algunos casos, los efectos pueden mantenerse semanas o incluso meses después del protocolo inicial, dependiendo de la técnica utilizada y del tipo de dolor tratado.

Estamos hablando de una terapia eléctrica para dolor persistente que no busca un alivio instantáneo y pasajero, sino una mejora real, acumulativa y sostenida en el tiempo.

Beneficios clínicamente comprobados de la neuromodulación no invasiva

Cuánto tarda en hacer efecto la neuromodulación

Por fin he llegado al corazón del asunto; ¿Cuáles son los beneficios de la neuromodulación no invasiva para dolor crónico? Aquí te los explico, técnica por técnica, con datos científicos de revisiones y estudios recientes.

1. Reducción del dolor neuropático

El dolor neuropático (ese que aparece tras una lesión nerviosa, sea periférica o central) es uno de los más difíciles de tratar. La buena noticia es que tanto la EMTr como la tDCS han mostrado resultados positivos. Un umbrella review reciente (Duarte-Moreira et al., 2025) analizó más de 200 ensayos clínicos y concluyó que la EMTr de alta frecuencia sobre la corteza motora y la tDCS anodal logran reducciones estadísticamente significativas del dolor frente a placebo.

Incluso la tVNS, que actúa a través del nervio vago, ha mostrado efectos analgésicos moderados en neuralgias crónicas (Costa et al., 2024). Estos hallazgos respaldan la eficacia de esta forma de neuroestimulación no quirúrgica en cuadros donde la farmacoterapia ha fracasado.

2. Mejora en pacientes con fibromialgia

La fibromialgia, ese síndrome de dolor generalizado tan incomprendido, responde sorprendentemente bien a la neuromodulación. En particular, la EMTr aplicada sobre la corteza motora primaria ha demostrado reducir la intensidad del dolor, mejorar la calidad de vida y aliviar trastornos asociados como el insomnio y la fatiga (Choo et al., 2022).

La tDCS también se ha utilizado con éxito, aunque sus efectos suelen ser más discretos que los de la EMTr. Ambas técnicas, combinadas con fisioterapia o psicoterapia, ofrecen un enfoque multimodal que muchos pacientes valoran enormemente (Villota Rodríguez et al., 2025).

3. Disminución de migrañas y cefaleas crónicas

Si eres de los que sufre de migrañas recurrentes, sabrás que no es solo un dolor de cabeza. Es una afección incapacitante, y muchos pacientes no pueden tolerar los fármacos preventivos. Aquí la tDCS y la EMTr ofrecen una luz al final del túnel.

Ensayos clínicos han mostrado que la tDCS aplicada en la región prefrontal puede reducir la frecuencia e intensidad de los ataques (Wen et al., 2022). La EMTr también ha sido efectiva en ciertos protocolos, especialmente cuando se estimula la corteza occipital o el córtex motor (Xiong et al., 2022). Por su parte, la tVNS ha sido aprobada ya en varios países como terapia complementaria para migraña en racimos.

4. Alivio de lumbalgia y dolor musculoesquelético

Uno de los usos más extendidos de la neuromodulación no invasiva es en dolores como la lumbalgia crónica o la artrosis. En estos casos, tanto la TENS como la tVNS y la tDCS han demostrado ser eficaces.

Un estudio clínico (MDPI, 2024) evaluó la tVNS auricular en pacientes con lumbalgia y observó reducciones del dolor de hasta 22 mm en escala visual tras tres meses de tratamiento. Por su parte, la TENS ha sido validada en más de 300 estudios, con evidencia de eficacia inmediata sobre el dolor lumbar (Johnson et al., 2022). Aunque su efecto es limitado en duración, su facilidad de uso la convierte en un recurso diario valioso.

5. Alternativa segura frente a los medicamentos

Uno de los beneficios de la neuromodulación no invasiva para dolor crónico más valorados por los expertos es su perfil de seguridad. Estas técnicas no producen dependencia, no alteran el estado de ánimo como algunos opioides, ni provocan efectos secundarios gastrointestinales. Por eso, se consideran tratamientos sin cirugía para el dolor crónico que permiten disminuir la carga farmacológica de los pacientes, algo fundamental en tratamientos prolongados (Knotkova et al., 2021).

Mejora de la calidad de vida

El último de los beneficios, y quizás de los más importantes es que los pacientes tratados con neuromodulación suelen reportar no solo menos dolor, sino mejor sueño, mayor energía, reducción de la ansiedad, y mejor desempeño físico.

En fibromialgia, por ejemplo, se han medido mejoras sostenidas en escalas de calidad de vida durante 12 semanas post-tratamiento (Choo et al., 2022). Este es un indicio claro de que estamos ante técnicas que no solo reducen síntomas, sino que transforman el día a día de quienes las utilizan.

Consideraciones finales y perspectiva de futuro

Beneficios clínicamente comprobados de la neuromodulación no invasiva

La neuromodulación no invasiva es un campo en rápida expansión. Su utilidad ha sido comprobada en dolor neuropático, musculoesquelético, cefaleas y síndromes de dolor complejo. Gracias a su perfil de seguridad y accesibilidad, cada vez más clínicas y centros de fisioterapia en La Rioja como Iberfisio y de todo el país, ya la están incorporando como parte de sus programas de tratamiento.

Eso sí, no todo es color de rosa: aún falta homogeneizar protocolos, personalizar la elección de técnicas según el tipo de dolor, y formar a más profesionales en su aplicación adecuada. Pero lo que está claro es que, dentro del universo de las ventajas de la neuromodulación no invasiva, hay una promesa real de esperanza para millones de personas.

Porque cuando hablamos de dolor crónico, no se trata solo de vivir con menos dolor, sino de recuperar la vida. Y en ese camino, las técnicas de estimulación eléctrica no invasiva están marcando un antes y un después.

Referencias:

  • Choo, Y. J., Kwak, S. G., & Chang, M. C. (2022). Effectiveness of repetitive transcranial magnetic stimulation on managing fibromyalgia: A systematic meta-analysis. Pain Medicine, 23(7), 1272–1282. https://doi.org/10.1093/pm/pnab354
  • Costa, V., et al. (2024). Transcutaneous vagus nerve stimulation effects on chronic pain: A systematic review and meta-analysis. Pain Reports, 9(5), e1171. https://doi.org/10.1097/PR9.0000000000001171
  • Duarte-Moreira, R. J., et al. (2025). Evidence-based umbrella review of non-invasive neuromodulation in chronic neuropathic pain. European Journal of Pain, 29(2), e4786. https://doi.org/10.1002/ejp.4786
  • Johnson, M. I., et al. (2022). Efficacy and safety of transcutaneous electrical nerve stimulation (TENS) for acute and chronic pain in adults. BMJ Open, 12(2), e051073. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2021-051073
  • Knotkova, H., et al. (2021). Neuromodulation for chronic pain. The Lancet, 397(10289), 2111–2124. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(21)00794-7
  • Villota Rodríguez, P. A., et al. (2025). Revisión bibliográfica en neuromodulación no invasiva. LATAM – Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades, 6(1), 252–265. https://doi.org/10.56712/latam.v6i1.3332
  • Wen, Y.-R., et al. (2022). Is transcranial direct current stimulation beneficial for treating pain, depression, and anxiety symptoms in patients with chronic pain? Frontiers in Molecular Neuroscience, 15, 923089. https://doi.org/10.3389/fnmol.2022.923089
  • Xiong, H.-Y., et al. (2022). Non-invasive brain stimulation for chronic pain: State of the art and future directions. Frontiers in Molecular Neuroscience, 15, 888716. https://doi.org/10.3389/fnmol.2022.888716