¿Qué hay que hacer para quitar la anemia? Guía completa basada en evidencia médica

Qué hay que hacer para quitar la anemia
Cansancio constante, palidez y falta de energía: síntomas comunes de la anemia no tratada.

Si bien es cierto, en nuestro país el tema de la anemia no es de preocupación mayor, en Latinoamérica sí resulta un problema social bastante importante, especialmente en niños y mujeres embarazadas, casi siempre por desconocimiento. Esta condición, que afecta la calidad de vida de millones de personas, tiende a pasar desapercibida durante demasiado tiempo, y cuando da la cara, puede estar ya generando consecuencias importantes en el organismo.

Lo más preocupante, y eso lo confirma cualquier especialista en hematología, es que muchas personas normalizan el cansancio extremo, la debilidad crónica o la dificultad para concentrarse, atribuyéndolo a estrés, trabajo o falta de sueño. Sin embargo, lo que realmente ocurre en muchos casos es que hay glóbulos rojos bajos, lo que compromete la oxigenación de los tejidos y órganos vitales.

En este artículo, vamos revisar todo lo que necesitas saber sobre esta condición. Desde cuáles son los síntomas de la anemia, hasta qué hay que hacer para quitar la anemia, sin tecnicismos confusos pero con profundidad médica respaldada por investigación científica reciente (WHO, 2025; Cleveland Clinic, 2024; KDIGO, 2025). Analizaremos sus causas, sus consecuencias, los órganos a los que puede afectar y cómo prevenirla y tratarla desde un enfoque práctico y accesible.

¿Qué es la anemia?

qué es la anemia y causas infografía

La anemia, para que nos entendamos, no es una enfermedad como tal. Es una condición clínica que refleja una alteración en la cantidad o calidad de los glóbulos rojos, o más concretamente, en la hemoglobina, esa proteína encargada de transportar oxígeno a todo el cuerpo. Cuando esa “fábrica” de transporte de oxígeno se viene abajo, el cuerpo entero lo nota.

Desde un punto de vista técnico, hablamos de anemia cuando los niveles de hemoglobina bajan por debajo de los valores normales: menos de 13 g/dL en hombres, menos de 12 g/dL en mujeres no embarazadas y menos de 11 g/dL en mujeres embarazadas, según la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2025). Esto provoca que llegue menos oxígeno a los tejidos, y claro, de ahí la fatiga, el malestar general, y en casos graves, síntomas más serios.

Las causas de la anemia son múltiples, pero las más frecuentes, las podríamos resumir en cuatro grupos:

  1. Déficits nutricionales, como la falta de hierro, vitamina B12 o folato, a menudo por una dieta desequilibrada o por problemas de absorción intestinal.
  2. Pérdida crónica de sangre, ya sea por menstruaciones abundantes, hemorroides, úlceras o pequeñas hemorragias digestivas.
  3. Enfermedades crónicas, como la insuficiencia renal, la artritis reumatoide o ciertos tipos de cáncer, que interfieren con la producción de glóbulos rojos.
  4. Trastornos genéticos, como la talasemia o la anemia de células falciformes, que alteran la estructura de los glóbulos rojos.

Y no hay que olvidar la anemia que aparece en contextos de infecciones graves o desnutrición, que sigue siendo muy común en muchas regiones del mundo.

Cómo detectar la anemia a tiempo

Ahora bien, ¿Cómo saber si alguien tiene anemia? Aquí viene lo importante; hay síntomas que pueden parecer vagos o poco específicos, pero que al ponerlos en conjunto, deberían hacernos pensar que algo no va bien. Saber cuáles son los síntomas de la anemia es fundamental para detectarla a tiempo y evitar complicaciones mayores.

Estos son los signos más habituales:

  • Cansancio persistente, incluso después de dormir bien
  • Mareos al ponerse de pie o al hacer esfuerzos leves
  • Palidez en la piel o mucosas (labios, párpados)
  • Latidos rápidos del corazón, incluso en reposo
  • Dificultad para respirar con pequeños esfuerzos
  • Sensación de frío constante en manos y pies
  • Dolores de cabeza frecuentes.

Un aspecto que no se puede subestimar es que la anemia también puede afectar el estado de ánimo y la capacidad de concentración. En niños, por ejemplo, se ha observado un impacto directo en el desarrollo cognitivo y escolar.

Para confirmar el diagnóstico, es necesario realizar un análisis de sangre. El famoso hemograma o diagnóstico de anemia se realiza a partir de un conteo completo de sangre (CBC), donde se miden los niveles de hemoglobina, hematocrito y otras variables importantes. Cuando los valores están bajos, el siguiente paso es averiguar la causa exacta.

Dependiendo del caso, se pueden pedir otras pruebas complementarias: niveles de hierro sérico, ferritina, vitamina B12, ácido fólico, o incluso pruebas genéticas si se sospecha alguna enfermedad hereditaria.

Investigaciones recientes, han desarrollado métodos no invasivos bastante prometedores; una aplicación móvil, por ejemplo, es capaz de estimar los niveles de hemoglobina tomando una simple foto de las uñas (Mannino et al., 2025). No sustituye a una analítica, pero puede ser útil para cribados iniciales o para personas en zonas rurales.

¿Qué consecuencias trae la anemia?

Algunas personas piensan que la anemia solo da un poco de cansancio. Nada más lejos de la realidad, la verdad es que puede ser peligrosa, especialmente cuando no se detecta a tiempo o cuando se presenta en personas vulnerables: niños, embarazadas o personas mayores.

Entre las consecuencias más serias se encuentran:

  • Aumento del riesgo de infecciones
  • Mayor probabilidad de hospitalización
  • Disminución de la capacidad para realizar tareas cotidianas
  • Dificultades en el embarazo (riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer, hemorragia posparto).

Pero además, también afecta de forma importante la productividad laboral y el bienestar general. Según la OMS, en 2021 la anemia causó más de 52 millones de años vividos con discapacidad en todo el mundo (Safiri et al., 2023).

En niños pequeños, la anemia puede dejar secuelas a largo plazo, especialmente si afecta durante los primeros años de vida. Como ya comenté en líneas anteriores, se ha documentado que existe una relación entre anemia infantil y menor rendimiento cognitivo, mayor absentismo escolar y una menor capacidad de aprendizaje (WHO, 2025).

¿Qué órganos afectan la anemia?

Cuando los niveles de oxígeno bajan porque hay menos hemoglobina circulando, los órganos que más lo notan son aquellos que más oxígeno consumen. Es decir, los que siempre están “trabajando sin descanso”.

Veamos los más importantes:

  • Corazón: ante la disminución del oxígeno en la sangre, el corazón intenta compensar trabajando más deprisa, lo que puede provocar taquicardia, arritmias e incluso, en casos prolongados, insuficiencia cardíaca. Este esfuerzo constante es como forzar un motor con poco combustible.
  • Cerebro: el sistema nervioso también sufre cuando hay hipoxia (falta de oxígeno). Esto se traduce en mareos, falta de concentración, lentitud mental o incluso pérdida de memoria. En niños, la situación es más grave aún, porque puede frenar su desarrollo neurológico (Safiri et al., 2023).
  • Músculos: cuando no llega oxígeno suficiente, los músculos se agotan rápido. Aparece la fatiga muscular, la intolerancia al ejercicio y la sensación de pesadez constante, incluso al subir unas escaleras.

En el caso de anemias más complejas, como la anemia de células falciformes, hay órganos que sufren especialmente:

  • Bazo: puede agrandarse y volverse vulnerable a infecciones
  • Riñones: la falta de oxígeno puede dañar el filtrado renal
  • Ojos: se han documentado casos de retinopatía que, si no se trata, pueden acabar en pérdida de visión
  • Hígado: este órgano, que participa en la destrucción de los glóbulos rojos viejos, puede sobrecargarse, sobre todo en anemias hemolíticas.

¿Qué hay que hacer para quitar la anemia?

qué alimentos son buenos para combatir la anemia
Una alimentación equilibrada es clave para prevenir y superar la anemia.

Ahora sí, vamos al punto que seguramente más interesa: ¿Qué hay que hacer para quitar la anemia?. Esta pregunta se repite mucho, y lamentablemente no tiene una respuesta única, porque todo depende de la causa específica. Aun así, hay una serie de estrategias muy claras y basadas en evidencia. 

1. Suplementos y medicamentos

  • Hierro oral: es el tratamiento más habitual en la anemia por falta de hierro. Se administra durante varias semanas, y conviene acompañarlo de vitamina C para mejorar su absorción.
  • Hierro intravenoso: indicado cuando hay intolerancia digestiva o cuando los depósitos están muy bajos y hay que recuperarlos rápido (ScienceDaily, 2025).
  • Vitamina B12 o folato: si la anemia es por déficit de estas vitaminas, se aplican inyecciones o suplementos orales.
  • Eritropoyetina: en personas con insuficiencia renal crónica, esta hormona sintética ayuda a estimular la producción de glóbulos rojos (KDIGO, 2025).

Importante: ninguno de estos suplementos puede ser tomado sin antes prescripción médica. 

2. Dieta adecuada

Aquí entra otra de las preguntas frecuentes: qué alimentos son buenos para combatir la anemia. La alimentación es fundamental tanto para el tratamiento como para la prevención. Lo ideal es incorporar:

  • Carnes rojas y vísceras como el hígado, por su alto contenido en hierro hemo (más fácilmente absorbible)
  • Pescado azul, huevos y mariscos
  • Legumbres, como lentejas y garbanzos
  • Verduras de hoja verde: espinacas, acelgas, brócoli
  • Frutos secos como almendras o nueces
  • Cereales integrales fortificados con hierro
  • Frutas ricas en vitamina C: naranja, kiwi, fresas (mejoran la absorción del hierro).

Evita consumir café o té junto con las comidas, ya que inhiben la absorción del hierro.

3. Prevención práctica

Una vez corregida la anemia, lo más importante es evitar recaídas. Algunas recomendaciones generales son:

  • Revisar los niveles de hemoglobina una o dos veces al año si se está en grupo de riesgo (embarazadas, mujeres con menstruaciones abundantes, personas mayores).
  • No automedicarse con hierro sin diagnóstico previo.
  • Espaciar los embarazos al menos 24 meses, ya que el cuerpo necesita tiempo para recuperar sus reservas.
  • Tratar las infecciones gastrointestinales o parasitarias, especialmente si se viaja a zonas con alta incidencia.

¿Por qué hay que tomar en serio la anemia?

Vuelvo a repetirlo: la anemia puede ser peligrosa. No solo porque limita tu energía, sino porque puede ser el aviso de que algo más serio está ocurriendo: una hemorragia oculta, una enfermedad inflamatoria, una alteración genética…

La anemia no se cura “con un poco de descanso” o “comiendo más carne”. Requiere evaluación médica, seguimiento y tratamiento adaptado. Por eso insistimos tanto en hacer un diagnóstico de anemia adecuado y en no tomar decisiones sin supervisión profesional.+

Cuidar la sangre es cuidar la vida

La anemia no es solo una alteración en los análisis, es una señal de alarma que nos envía el cuerpo para decirnos que algo no va bien. Puede parecer una condición silenciosa, pero sus efectos pueden sentirse profundamente si no se aborda a tiempo. Hemos visto que los glóbulos rojos bajos no son una trivialidad, sino una puerta a complicaciones que afectan el corazón, el cerebro, la capacidad de vivir con plenitud. Detectarla pronto y saber qué hay que hacer para quitar la anemia es una forma de ejercer autocuidado, pero también de proteger a quienes tenemos a nuestro cargo.

Hoy vivimos la vida corriendo de un lado a otro, así que escuchar al cuerpo y actuar con información puede marcar la diferencia entre la salud y el agotamiento constante. No se trata de alarmarse, sino de conocer y prevenir. De hacerse las pruebas necesarias, de llevar una alimentación equilibrada y de consultar cuando el cansancio no se va. Porque cuidar la sangre, al fin y al cabo, es cuidar la vida misma. Y eso, créeme, empieza por saber qué es lo que la anemia realmente significa.

Referencias consultadas:

  • World Health Organization. (2025). Global anemia statistics and guidelines. World Health Organization. https://www.who.int/
  • Cleveland Clinic. (2024). Anemia overview. Cleveland Clinic. https://my.clevelandclinic.org/health/diseases/3929-anemia
  • Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO). (2025). Clinical practice guideline for anemia in chronic kidney disease. https://kdigo.org/guidelines/anemia-in-ckd/
  • Mannino, R. G., Sullivan, J., Frediani, J. K., & Lam, W. A. (2025). Real-world implementation of a noninvasive, AI-augmented, anemia-screening smartphone app and personalization for hemoglobin level self-monitoring. Proceedings of the National Academy of Sciences, 122(20), e2424677122. https://doi.org/10.1073/pnas.2424677122
  • Safiri, S., Kolahi, A. A., Noori, M., Nejadghaderi, S. A., Karamzad, N., & Collaborators. (2023). Global burden of anemia and its causes in 204 countries and territories, 1990–2021: A systematic analysis. The Lancet Haematology, 10(10), e701–e715. https://doi.org/10.1016/S2352-3026(23)00226-2