Muy conocido por sus siglas TDAH es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Actualmente condición muy frecuente en los niños. Estudios revelan que aproximadamente el 5% de los niños en edad escolar padecen el trastorno.
La mayoría de padres se rehúsan a su diagnóstico con la excusa que antes eso no existía y simplemente también alguno de la familia era así. Sin embargo, este trastorno data de mediados del siglo XIX, pero su diagnóstico no se hacía eficazmente, ni se sabían sus posibles causas.
TDAH y su historia
En un principio el diagnóstico se hacía en base a la inquietud motora que un niño presentaba, su falta de atención, una actitud disruptiva y las consecuencias que en el área escolar esto conllevaba.
Para el año de 1962 se empezaban a vislumbrar ciertas causas de este trastorno. Como era el sufrimiento perinatal, disfunciones del tronco encefálico entre otras lesiones del sistema nervioso. Par ese momento la condición se conocía como disfunción cerebral mínima, para el año de 1970 se le da el nombre que hasta hoy conocemos, trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Actualmente y concretamente se conoce que este trastorno es producto de una alteración neurobiológica compleja. Predisposición genética es la principal causa de hecho. Ciertas lesiones del cerebro también son responsables. Así como el consumo de ciertas sustancias toxicas durante la gestación, estrés y una dieta rica en azúcar.
Entre los síntomas principales tenemos la inquietud, problemas para la concentración en cualquier actividad, distraerse con facilidad, respuestas impulsivas, desobediencia. Cuando se está a nivel escolar el rendimiento escolar se ve afectado por estas actitudes, a pesar de que probablemente tengan una capacidad cognitiva más arriba del promedio.
Su abordaje debe ser multidisciplinario, es decir, tratado por psicólogo, psicopedagogo, nutricionista, y de ser necesario farmacológicamente. El abordaje es necesario hacerlo para poder canalizar adecuadamente las conductas del niño y enseñarle habilidades sociales adecuadas, mejorar su concentración y resolver problemas. Si tienes un niño con estas características no dudes en prestar atención. Obviar un diagnostico no ayudara al pequeño, cuanto antes su abordaje más los beneficios.
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