Alto al fuego. La eyaculación precoz afecta a la mayoría de los hombres en algún momento de sus vidas. Desde que el hombre de las cavernas inventó el “sexo relámpago”, para evitar ser aporreado por ser un agresor con colmillos afilados mientras se entregaba a su cuestión.
La mantención de la erección ha sido objeto de preocupación. Pero ahora que las puertas de nuestras cuevas están a prueba de tales agresores. El consenso general es que, si no se mantiene “firme” lo suficiente, es que no se hace bien. Y lo peor de todo es que cualquiera de nosotros experimentará una falta de control eyaculatorio en algún momento.
Alto al fuego, ¿Qué es la eyaculación precoz?
No existe una definición. Eso significa que no se trata de una afección que pueda definirse dentro de los limites de tiempo, ocurrencia o incluso edad. Algunos nos satisfacemos con un coito breve y tenemos medias naranjas que se contentan con un “termina y quítate, por favor”.
Pero si tu itinerario sexual te deja frustrado y tu pareja te dice ¿Ya? Entonces querrás tener tu control “bajo control”. El primer paso es olvidar todo lo que has escuchado acerca de la eyaculación precoz. No es la proclividad exclusiva del vago, el descuidado o el egoísta. Estudios primarios sugieren que algunos hombres presentan respuestas orgásmicas supersensibles e hiperactivas desde su nacimiento.
La eyaculación precoz no es un tipo de trastorno psicológico que surge del miedo adolescente a ser sorprendido en medio de la masturbación. Si bien una supuesta crianza demasiado estricta puede contribuir a problemas de control, también pueden afectarnos las presiones del trabajo, un nuevo niño en casa o una relación deteriorada.
Por fortuna, los problemas de control pueden resolverse con sencillos ejercicios mentales y físicos, de manera que, si eres uno de esos que apuntan bien, pero disparan antes de tiempo, no te inquietes. Hay soluciones.