En 2013 un artículo titulado The Hallmarks of Aging daba respuesta a esa pregunta que todos nos hacemos en algún momento de nuestra vida: ¿Por qué nuestros cuerpos envejecen? Este artículo hablaba de 9 categorías, causas o “hallmarks” principales que explicaban todos los procesos que van provocando el envejecimiento de nuestro organismo, al que ahora se han unido 5 nuevas. ¿Quieres saber cuáles son y si podemos luchar contra ellas? A continuación te lo contamos.
Las 14 causas del envejecimiento
1. Disfunción mitocondrial
Las mitocondrias son orgánulos celulares encargados de suministrar energía a las células. La mayoría de nuestras células contienen de cientos a miles de mitocondrias para poder realizar sus funciones, por lo que son esenciales para un correcto funcionamiento del cuerpo. El problema es que, a medida que envejecemos, las mitocondrias se dañan y, sin la energía suficiente, las células no pueden llevar a cabo sus mecanismos de reparación, lo que puede llevar a problemas como trastornos neurodegenerativos, enfermedades cardiovasculares o cáncer.
2. Cambios epigenéticos.
El epigenoma es el encargado de que unos genes se activen o desactiven, marcando lo que el genoma debe hacer y dónde debe hacerlo. A medida que pasan los años se producen cambios en la expresión genética de nuestras células, por lo que perdemos información genética y la capacidad de interpretarla correctamente, afectando al estado de todas las células.
3. Pérdida de proteostasis
Las proteínas forman parte de nuestras células y realizan muchas funciones en ellas. A lo largo de toda nuestra vida las proteínas se descomponen, reciclan y reconstruyen continuamente en un proceso llamado proteostasis. Pero, al envejecer, las proteínas no son capaces de descomponerse y reciclarse adecuadamente, por lo que se acumulan formando depósitos de proteínas que no pueden ser eliminados y que aumentan el riesgo de aparición de diversas enfermedades graves.
4. Inestabilidad genómica
Nuestro ADN contiene las instrucciones para que cada célula realice las funciones que tiene encargadas para que todo funcione correctamente. Al envejecer, nuestro ADN se daña dos formas principales, por causas externas como los rayos ultravioleta, la exposición a químicos, etc.; y por daños internos como la aparición de cada vez más radicales libres. Todo ello produce una gran inestabilidad genómica, por lo que nuestras células no funcionan bien.
5. Desgaste de telómeros
Los telómeros son regiones de secuencias repetidas de nucleótidos situadas en los extremos de cada cromosoma. Con cada división celular, los telómeros se acortan y, cuando son demasiado cortos, las células dejan de dividirse y funcionar, lo que hace que el ADN se vuelva inestable, causando diversos daños.
6. Senescencia celular
Cuando las células se vuelven senescentes dejan de replicarse y se vuelven resistentes a los estímulos que promueven el crecimiento. Este proceso ocurre por el acortamiento de los telómeros, el daño al ADN y la señalización oncogénica.
7. Agotamiento de las células madre
Las células madre son células capaces de producir células nuevas y diferenciadas, necesarias para reponer y construir nuevas células donde hagan falta. A medida que envejecemos, nuestras células madre pierden su capacidad de dividirse, se vuelven disfuncionales o mueren, lo que afecta a todos nuestros tejidos.
8. Comunicación intercelular alterada
La comunicación entre las células es esencial para el buen funcionamiento de todos los órganos. Al envejecer, en torno de las células cambia y se vuelve proinflamatorio, pro-envejecimiento y dañino, lo que hace que nuestras células envejezcan más rápido y secreten sustancias dañinas que afectan a las sanas.
9. Detección de nutrientes desregulada
Las principales vías metabólicas se interrumpen a medida que las personas envejecen, por lo que no se detectan correctamente los nutrientes y, como consecuencia, nos se aprovechan, aumentando el riesgo de diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
10. Autofagia comprometida
La autofagia es el proceso por el cual las células consumen sus propios componentes para mantenerse sanas. Este proceso se daña al envejecer, por lo que las células acumulan partes dañadas, lo que puede causar neurodegeneración e inmunosenescencia.
11. Desregulación del empalme de ARN
El proceso de empalme que construye el ARN a partir del ADN se ve afectado en personas mayores, por lo que no funciona adecuadamente. Además, la poliadenilación alternativa de ARNm, que ya se sabe que contribuye al cáncer, se altera con el envejecimiento y puede contribuir a la senescencia.
12. Alteración del microbioma
El microbioma es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, especialmente en el intestino, la boca o la piel, realizando una serie de funciones esenciales. Al envejecer se producen cambios en este microbioma que puede producir inflamación y diversas enfermedades.
13. Propiedades mecánicas alteradas
Las propiedades mecánicas alteradas se aplican tanto a las células como al medio extracelular. Los cambios en la motilidad son de gran relevancia en el envejecimiento del sistema inmune innato, que deja de funcionar como debería. El nucleoesqueleto también se altera durante el envejecimiento, con la lámina nuclear desestabilizada, lo que disminuye la esperanza de vida. Finalmente, la matriz extracelular también cambia con el envejecimiento, lo que altera en gran medida el comportamiento celular.
14. Inflamación sistémica
La inflamación crónica causada por la edad está implicada en una amplia gama de problemas y enfermedades.
Pero todavía no hay consenso sobre si estos procesos son la causa del envejecimiento en sí, o simplemente el resultado visible del proceso de envejecimiento.
¿Cómo evitar estas causas de envejecimiento?
Sin duda, el mejor tratamiento antienvejecimiento es la medicina preventiva, es decir, cuidarnos desde jóvenes para evitar el desgaste excesivo que el paso de los años conlleva para todo nuestro organismo.
Por ello, debemos seguir una serie de consejos esenciales:
- Seguir una dieta saludable y variada rica en nutrientes esenciales como vitamina C, A, D, complejo B, E, hierro, calcio, magnesio, etc. Hay que potenciar los alimentos frescos y evitar los ultraprocesados.
- Realizar ejercicio físico con regularidad combinando ejercicios aeróbicos con otros de fuerza/entrenamiento para evitar la pérdida de masa muscular y ósea.
- Dormir al menos 7 horas al día respetando nuestro ritmo circadiano.
- Cuidar las relaciones sociales y evitar el aislamiento y la soledad.
- Evitar el estrés crónico.
- Evitar sustancias externas nocivas como los rayos ultravioleta sin protección, el tabaco, el alcohol, los químicos, etc.
- Recurrir a suplementos antienvejecimiento que pueden ayudarnos a contrarrestar todas las causas antes explicadas.
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