El Agotamiento psicológico: no es debilidad, es exceso de fortaleza II parte

El Agotamiento Psicológico, un mal oculto
El Agotamiento Psicológico, un mal oculto

Como mencionamos en la primera parte, el agotamiento psicológico, no es más que un exceso de pretender ser fuertes. Asumir demasía de responsabilidades, creer que somos felices al obtener los bienes materiales que anhelamos. Pero esto le juega una mala jugada a nuestro cuerpo, si no prestamos atención a las señales.

Sin embargo, nuestra mente tan exacta, hace uso de unos sensores y nos indican que algo esta fallando en nosotros. Muchas veces no lo notamos hasta que desgraciadamente nos desmoronamos.

Indicios que preceden en el agotamiento psicológico 

  • Desgaste de energía: La impresión de cansancio mental se refleja primero a nivel físico. Por ello es normal que te sientas sin energías. Apenas te despiertas por la mañana, de modo que cuando abres los ojos especulas que no lograrás enfrentar la marcha.
  • Irritabilidad: Uno de los síntomas más indiscutibles del agotamiento psicológico es el nerviosismo, la irritabilidad y la hipersensibilidad, debido a que pierdes el autocontrol. Abordas las incitaciones como si fueran amenazas, reaccionando a la defensiva.
  • Insomnio: Generalmente detrás de este agotamiento se ocultan dificultades no resueltas. Que revolotean constantemente en tu mente, de modo que no te permiten conciliar un sueño restaurador.
  • Anhedonia: Imposibilidad para alegrarse con los pequeños goces de la vida. Las cosas que antiguamente gozabas ya no te reaniman. A veces, consigues sentir como si levitaras en un limbo distante que te separa de la realidad.
  • Pérdida de la motivación: Cuando estás considerablemente consumido, sencillamente no hallas un motivo para integrarte en propósitos o realizar cosas que antes te enardecían. Asimismo, aparecen emociones como el desilusión, decepción y desaliento.
  • Mala memoria: La atención es uno de los iniciales procesos psicológicos que se perturban cuando estás agotado, por tanto, lleva a desaciertos frecuentes. Es posible que olvides los encargos, donde colocaste las llaves. Esto es porque tu mente está demasiado impregnada como para procesar y almacenar nueva información a nivel consciente.

Te invitamos a pasar por la primera parte de este artículo