Muchas personas confunden el diagnóstico de una condición especial de vida con el término “enfermedad”; desde mi punto de vista como individuo participante de la sociedad, el autismo es simplemente una condición de vida no elegida, y la diversidad de tratamientos y terapias, que avanzan con el perfeccionamiento en los estudios sobre el tema, se puede sobrellevar en el día a día.
Se conoce que el autismo es un trastorno neurológico que afecta la capacidad del ser humano para comunicarse y relacionarse con el entorno social, asociándose a comportamientos compulsivos.
Aunque no existe una cura para el autismo, sí existen terapias que se enfocan en el desarrollo de habilidades, socialización y comunicación; estos al reforzarse en el núcleo familiar puede hacer del niño un individuo feliz.
Hay algunos puntos que toda familia con un caso de autismo debe saber:
- No hay que buscar culpables en el entorno familiar, aunque se dice que pueden existir causas ambientales o ritmo de vida durante el embarazo, el autismo no tiene una causa definida. Tomen en cuenta que es un niño especial.
- Cada ser humano es diferente; cada niño en condición normal se desarrolla a ritmos distintos y uno con autismo no es la excepción, cada niño presenta síntomas y condiciones diferentes. Hay niños que se aíslan en su mundo y con dificultad reaccionan a determinados estímulos, o por el contrario en otro predominan los ataques de histeria en determinadas situaciones causado por la ansiedad latente.
- Aunque no hay cura, la terapia adecuada a los síntomas y a la edad es primordial para la mejora en la calidad de vida.
- A pesar de las dificultades que pueden tener en su desarrollo, los niños con autismo viven felices, siempre que tengan controlados los síntomas que los alteran, por esto se insiste en la terapia, de esta manera se puede direccionar sus intereses y habilidades y tener de esto algo positivo.
- Es importante que el hogar esté cuidadosamente adecuado para estimularlo y protegerlo en su día a día; no debe haber objetos peligrosos a su alcance, y debe tener sin falta juguetes didácticos que estimulen su lenguaje y desenvolvimiento en el entorno social.
- Como se ha mencionado antes volvemos al entorno familiar, la convivencia ayuda a la capacidad de entendimiento del niño, aislarlo es la peor decisión para su desarrollo, por lo que la familia es el pilar más fuerte para lograr insertarlo en la sociedad.
- Los padres no deben tener trato distinto a otros niños de la familia, deben jugar, compartir, regañarlos o premiarlos según sea el caso, este último es importante porque así guían al niño a distinguir los comportamientos adecuados de los inadecuados.
- El apoyo es necesario; es cierto que tener un hijo con autismo no es el fin del mundo pero hay que estar conscientes que es una condición distinta, ciertos días serán más difíciles que otros; además de contar con la terapia especializada para el niño, los padres también deben asistir a terapias alternativas por ejemplo buscar grupos de apoyo.
La vida de una familia con un niño autista no debe irse a menos, la clave está en apoyarse, aceptar la ayuda y tratar de llevar una vida normal. Un autista no es menos ser humano que otro con condiciones normales, con paciencia, comprensión, ayuda especializada y amor podrán tener una vida feliz, incluso estos niños puedes desarrollar habilidades excepcionales.