Puede ser causada por bacterias, virus, parásitos o toxinas
Si se conservan o se manipulan incorrectamente los alimentos, pueden contaminarse y provocar una intoxicación alimentaria a quienes lo consumen. Aquí te daremos a conocer qué lo puede originar y cómo podemos prevenirla.
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Una intoxicación alimentaria no solo puede afectar a una sola persona. Puede aparecer fácilmente en forma de brote a un grupo de personas que consumieron el mismo alimento en mal estado. Cuando se contamina un alimento es porque lo ha causado una bacteria, virus, parásito o toxinas que producen estos microorganismo.
Una de las intoxicaciones alimentarias más comunes es la que produce el estafilococo o la escherichia coli (E. coli). Casi siempre un alimento se contamina debido a una manipulación incorrecta del mismo. Esta situación puede ocurrir durante el proceso industrial pero también cuando se prepara y cocina en el hogar. Asimismo en locales de hostelería como bares o restaurantes.
Intoxicación alimentaria durante las vacaciones
Por lo general la intoxicación alimentaria se produce durante las vacaciones; en las excursiones al campo o a la playa, en las cafeterías de las escuelas y en celebraciones de grandes eventos sociales. Lo causan alimentos que se dejan sin refrigerar durante periodos de tiempo prolongados. También influyen las técnicas de preparación en las que no se guardan una higiene adecuada.
Casi siempre estas intoxicaciones se producen por carnes mal cocidas, productos lácteos, alimentos con mayonesa o salsa o huevos. Además, que todos estos alimentos hayan estado al aire libre durante mucho tiempo. Algo que debe tener en cuenta es que las bacterias necesitan calor para reproducirse por lo que los meses estivales son donde se producen más casos.
El mayor riesgo en intoxicación alimentaria lo tienen los niños y ancianos. Asimismo presentan alto riesgo las personas que sufren una afección médica seria. Por ejemplo una enfermedad renal o diabetes o que tengan el sistema inmunitario debilitado. Es necesario tomar precauciones en el caso de las mujeres embarazadas y los lactantes.
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