La agresividad, el sexo y el papel de la testosterona

La agresividad, el sexo y el papel de la testosterona
La agresividad, el sexo y el papel de la testosterona

La agresividad, el sexo y el papel de la testosterona. El famoso psiquiatra e investigador Wilhelm Reich postulaba que las relaciones se daban de forma antiética, pero constante. La alianza sexualidad-agresividad es aceptada desde lo más biológico hasta lo estrictamente cultural.

En la medida que aparecen tan ligadas se puede afirmar que, dentro de ciertos límites, la sexualidad normal siempre tendría componentes agresivos y viceversa. La realidad, por desgracia, ha hecho las cosas más complejas, aunque muchas de las ideas de Reich quien fue discípulo de Freud, tienen plena vigencia.

Diversos estudios realizados en animales muestran una correlacion entre los niveles de testosterona (hormona producida por las glándulas sexuales masculinas) y agresividad. Esa misma relación se establece con el deseo de copulación en los animales.

De este modo, al aumento de la hormona sexual le sigue un aumento de agresividad y de deseo sexual. Esta relación determinaría lo que es la causalidad biológica sexualidad-agresividad, explicando que existen razones hormonales que lo justifican.

La agresividad y la sexualidad
La agresividad y la sexualidad

Componentes entre la agresividad, el sexo y las hormonas

En la relación de pareja hay un matiz agresivo físico o psíquico. Las causas tienen componentes socioculturales, pero también biológicos: la alteración de la hormona sexual.

Pero la sexualidad humana es mucho más que lo biológico y sobre esas bases se ha ido organizando todo el acontecer cultural y social. El hecho de que la agresividad esté en la naturaleza humana, no justifica que sea esa la manera de resolver los conflictos entre personas.

Tampoco el que, biológicamente, sexualidad y agresividad se correspondan podría justificar la violencia sexual. Lo que si resulta interesante es la consideración natural de esa unión.  La posibilidad de una relación sexual gratificante anulaba las agresiones sociales; de ahí que imaginara una sociedad perfecta gracias a una sexualidad abierta a todos.

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