Para enfrentar un problema primero hay que aceptar su existencia, luego reconocer el tema y por último contar con apoyo y asesoría.
La infertilidad es un problema común y no distingue entre hombres y mujeres, y no es más que la dificultad o imposibilidad de lograr un embarazo exitoso por la vía natural. Este se reconoce básicamente en dos escenarios, el primero se trata de parejas que no han podido lograr un embarazo después de haber tenido relaciones sexuales durante un año sin usar métodos anticonceptivos; el segundo escenario de infertilidad se refiere a las parejas que lograron un embarazo al menos una vez, pero luego se les dificulta volver a lograrlo.
Una vez aceptado el problema hay que tener en cuenta las causas; estas pueden ser muchas desde factores físicos hasta emocionales que afecta a ambos sexos. La infertilidad femenina puede deberse a trastornos alimentarios o de coagulación, defectos congénitos que afecten el tracto reproductor, desequilibrios hormonales, obesidad, consumo excesivo de alcohol, enfermedad tiroidea, la diabetes, entre otros.
La edad también es un factor clave para la fertilidad en la mujer, su periodo más fértil es entre los 20 y 25 años de edad. Después de los 35 años, la posibilidad de un embarazo se reduce considerablemente, incluso los riegos de abortos espontáneos y mucho más después de los 40 años. Esto ocurre por la disminución natural de los óvulos desde la infancia hasta la adultez.
En los hombres también existen muchas causas para la infertilidad, la impotencia, la eyaculación precoz, la vasectomía, el consumo de algunos fármacos y la exposición prolongada a mucho calor. Al igual que a las mujeres, a ellos también les afecta el desequilibrio hormonal, la obesidad, el consumo de drogas, el tabaquismo y la edad avanzada.
El periodo normal establecido por un especialista para diagnosticar infertilidad, antes de hacer los distintos exámenes es de un año teniendo relaciones sexuales sin anticonceptivos en el caso de parejas hasta los 35 años de edad, los que ya superan esta edad recomienda el intento por un periodo de seis meses para iniciar el procedimiento de pruebas y tratamientos.
Las pruebas para determinar la infertilidad incluyen una historia clínica de la pareja y exámenes de sangre e imagenológicos. Para las mujeres los exámenes pueden incluir pruebas se sangre para verificar el nivel de hormonas, pruebas de orina para determinar la ovulación, medición de la temperatura corporal todas las mañanas para verificar la liberación de óvulos, ecografía de la pelvis, prueba de función tiroidea, entre otras. Para los hombres existe menos exámenes pero igual de importantes, entre ellos se encuentra el análisis de semen, biopsia testicular y la ecografía de los genitales. Al igual que a las mujeres a los hombres también se les practica el examen de sangre para verificar los niveles hormonales.
El tratamiento clínico varía según los resultados de la serie de pruebas realizadas a la pareja, puede practicarse desde tratamientos orales para ayudar a la formación y liberación de óvulos, o medicamentos para tratar las infecciones y trastornos de coagulación hasta inseminación intrauterina o una fecundación invitro.
Las parejas pueden incrementar la posibilidad de lograr un embarazo teniendo relaciones cada tres días antes y durante el proceso de ovulación.
Formar una familia es una decisión muy seria y con muchas implicaciones, y cuando se presenta problemas de fertilidad en la pareja puede llegar a ser muy estresante, la clave está en apoyarse y no recaer la culpa en ninguno, lo que hayan hecho o decidido en el pasado que crean haya conllevado a ese punto ya es pasado, tienen que enfocarse en las medidas a tomar a partir del ahora. El estrés y la ansiedad que puede causar el proceso de fertilización pueden afectar su éxito.