La mente y su desempeño tóxico en muchos casos

Esa capacidad que tiene la mente de crear todo el tiempo la peor tormenta y el peor contexto posible es un hecho, es allí donde la dramatización e intensificación de las emociones se ve servida en bandeja de plata.

Pongamos el caso de alguna ruptura amorosa. En el momento se suele pasar un mal rato, se piensa que es mejor morir y que el mundo se viene encima.

No obstante, ¿cómo lo ven ahora, luego de varios años? Se aprecia que no fue para tanto, que se suele exagerar demasiado.

Eso es porque la peor tormenta no es la que verdaderamente pasa, sino la que recrea la mente.

Esa tormenta de la cual es un lío salir

¿Por qué es tan complicado el no caer en esa especie de círculo eterno? ¿Por qué razón todo el tiempo se termina intensificando lo que pasa, sufriendo de esa forma mucho más?

Es simple. Las personas se tienden a torturar y a sacar los mismos trozos de lo que pasa. Se centran en lo que acontece, lo que está por suceder, en lo que sucedió antes.

De esa forma, cada pensamiento está girando y girando sin detenerte, y para todos los negativos, van teniendo una parte esencial en la mente.

Es en todo ello que las emociones tienen culpa esencial, pero posiblemente porque no se sabe administrar de la manera ideal.

En lugar de darse un respiro, de intentar despejar la mente, suelen dejarse llevar por lo que sienten y dan rienda suelta a la imaginación.

Asimismo, quizás las personas se han torturado pensando en las razones por la cual la relación se había roto (tomando el primer ejemplo).

Es de esa forma como vienen posibles infidelidades, dudas en cuanto a la veracidad de la relación y un miedo fuerte al futuro incierto.

Es tan fuerte el sentimiento, que lo vivía de manera tan intensa, que se carga el temor de vivir sin esa persona, de continuar la vida sin ella.

Sin embargo, tarde o temprano, cada pensamiento se va disipando y eso que se pensaba se ha transformado simplemente en un recuerdo amargo.