La resiliencia es un proceso continuo que precisa de tiempo y mucho esfuerzo para poder sobrellevar diferentes situaciones. Y con la cual podemos adaptarnos a condiciones donde prevalece el estrés.
Vivir experiencias difíciles como puede ser la muerte de un familiar, ser despedido del empleo. Así como enterarse que padece una enfermedad grave, sobrevivir a un desastre natural u otros sucesos traumáticos. Son claros ejemplos de experiencias espinosas que cualquier persona alcanza sufrir en cierto momento.
La generalidad de las personas responde ante estas circunstancias con emociones fuertes y perplejidad. Sin embargo, cuando lo que se desea es construir nuestra resistencia emocional, las conductas sugeridas son conservar una actitud positiva, así como expresar frecuentemente nuestra gratitud.
Esta actitud positiva, requiere de tiempo y esfuerzo. Estudios ha demostrado que es provechosa. Debido a que permite minimizar la angustia, optimizar la calidad del sueño y reducir los síntomas de enfermedad.
(También puedes leer: Las emociones y sus implicaciones en nuestra vida)
¿Todo esto es suficiente para construir la resiliencia?
Sin lugar a duda, no resulta suficiente ser optimista y manifestar agradecimiento de manera continua. Para aumentar el resultado de esta conducta resiliente, lo importante, es llevar un registro de las interacciones efectivas, sucesos y recuerdos.
Este registro resulta ser un excelente ejercicio, ya que que nos ayudará a construir nuestra resistencia emocional anotando todas las cosas o sucesos por los que correspondemos manifestar agradecimiento.
Comenzar a hacerlo cotidianamente, luego de un día intenso laboral, con el estrés almacenado durante el día. Siendo a su vez conscientes de los sucesos buenos que nos han ocurrido, disminuyendo los conflictos diarios, nos brindara poder sentirnos excelente con nosotros mismos y con nuestro entorno. Y todo esto definitivamente, trascenderá de forma positiva en nuestra resiliencia y en crear una actitud positiva.
“Lo que no me mata, me hace más fuerte”
Friedrich Nietzsche (1844 – 1900) – El ocaso de los ídolos.
