
Imagínate por un momento que estás disfrutando de una comida rápida o recalentando las sobras del día anterior en un envase de plástico. Ese práctico recipiente que usamos a diario, ¿Qué tan seguro es realmente? Aquí entra un concepto fundamental: la migración química en envases, un fenómeno donde sustancias invisibles pero dañinas se trasladan del envase al alimento. Esto incluye compuestos como el Bisfenol A (BPA) y ftalatos en alimentos, que podrían tener efectos negativos a largo plazo en nuestra salud.
Sé que este tema puede sonar alarmante, pero no te preocupes. La intención es explicarte todo con claridad, desde los riesgos asociados con las sustancias tóxicas en envases para alimentos, hasta cómo puedes minimizar dicha exposición. ¡Acompáñame en este recorrido por la ciencia detrás de lo que consumimos a diario!
¿Qué son las sustancias químicas en envases de alimentos y cómo llegan a nosotros?
Cuando hablamos de las sustancias químicas en envases de alimentos, nos referimos a aquellos compuestos añadidos durante la fabricación de materiales que están en contacto directo con lo que comemos y bebemos. ¿El objetivo? Mejorar su durabilidad, flexibilidad, resistencia al calor o incluso su apariencia.
Estos químicos han evolucionado enormemente desde que los primeros plásticos empezaron a reemplazar materiales tradicionales como el vidrio o la cerámica. Aunque muchos de estos compuestos fueron diseñados inicialmente para ser inertes y seguros, con el tiempo se ha descubierto que algunos no son tan inocuos como se creía.
Hoy en día, sabemos que estas sustancias no siempre permanecen «en su lugar». La ciencia ha revelado que, bajo ciertas condiciones como el calor, el almacenamiento prolongado o incluso el simple contacto, pueden liberarse y transferirse al alimento. Esto es lo que se conoce como migración química en envases, y su impacto en la salud puede ser significativo. Desde interferir con nuestras hormonas hasta incrementar riesgos de enfermedades crónicas, estas sustancias representan un desafío tanto para los reguladores como para nosotros, los consumidores.
Veamos cuáles principales sustancias químicas y cómo llegan a nuestros alimentos:
- Bisfenol A (BPA): usado principalmente en plásticos duros y revestimientos de latas. Este químico puede liberarse cuando calentamos los alimentos o almacenamos líquidos ácidos en estos recipientes. El BPA puede actuar como un disruptor hormonal, afectando funciones esenciales en nuestro cuerpo.
- Ftalatos: estas sustancias se añaden a los plásticos para hacerlos más flexibles. Pueden migrar a los alimentos grasos como quesos o aceites, especialmente si el envase no está bien diseñado. Los ftalatos están relacionados con problemas de fertilidad y desarrollo en niños.
- PFAS (Sustancias perfluoroalquiladas): se encuentran en envases resistentes a la grasa, como los de comida rápida. Estos compuestos, conocidos como «químicos eternos», se acumulan en nuestro cuerpo con el tiempo, afectando el sistema inmunológico y cardiovascular.
- Sustancias no intencionalmente añadidas (NIAS): estos compuestos no son añadidos a propósito, sino que aparecen como resultado de reacciones químicas durante la fabricación. Aunque su toxicidad varía, muchos de ellos no han sido estudiados a fondo.
¿Cómo llegan a nosotros?
- Calor: recalentar alimentos en envases de plástico o bebidas en botellas que se han expuesto al sol puede liberar químicos al contenido.
- Almacenamiento prolongado: cuanto más tiempo un alimento está en contacto con el envase, mayor es la posibilidad de migración química.
- Contacto con alimentos grasos o ácidos: este tipo de alimentos facilita la transferencia de sustancias químicas desde el envase.
- Condiciones de fabricación inadecuadas: envases que no cumplen con las regulaciones pueden liberar altos niveles de compuestos tóxicos.
Riesgos para la salud: más que una preocupación pasajera

«Doctor, ¿realmente puede un envase afectar mi salud?» Déjame explicártelo con un ejemplo sencillo. Nuestro cuerpo es como un banco que, día tras día, acumula pequeñas «deudas químicas». Estas deudas no desaparecen de inmediato; algunas se eliminan con el tiempo, pero otras pueden acumularse, y si no prestamos atención, podrían «generar intereses» en forma de molestias o enfermedades.
Sin embargo, no quiero alarmarte innecesariamente. Esto no significa que vas a desarrollar cáncer o quedarte estéril por usar un envase plástico. Más bien, se trata de entender que pequeñas exposiciones constantes pueden sumar un riesgo a largo plazo. Saberlo nos da la oportunidad de reflexionar y tomar mejores decisiones, sin caer en el pánico.
Estudios han relacionado las sustancias químicas en envases de alimentos con ciertos efectos en la salud, incluyendo:
- Alteraciones hormonales: algunas sustancias como el Bisfenol A (BPA) pueden imitar a las hormonas naturales de nuestro cuerpo, alterando procesos esenciales como la fertilidad.
- Desarrollo de ciertos cánceres: exposiciones prolongadas a químicos como los ftalatos y PFAS se han vinculado con riesgos mayores en órganos sensibles a hormonas, como mama o próstata.
- Problemas metabólicos y alergias alimentarias: estos químicos pueden interferir con el sistema inmunológico o alterar el metabolismo, aumentando el riesgo de condiciones como obesidad o intolerancias alimentarias.
Regulación: ¿Estamos realmente protegidos?
La buena noticia es que existen normativas que buscan limitar la exposición a estos compuestos. La mala noticia es que no siempre son lo suficientemente estrictas o actualizadas. Por ejemplo, mientras la Unión Europea ha prohibido ciertos ftalatos, en otros lugares, su uso sigue siendo común. Por otro lado hay que tener en cuenta que, muchos químicos peligrosos en empaques de alimentos son sustituidos por alternativas que aún no han sido suficientemente estudiadas.
Si bien prevenir la exposición sigue siendo una excelente estrategia, te recomendamos un buen seguro de salud de liberbon.com para que estés mucho más tranquilo y responsable de tu bienestar.
Cambios que comienzan en casa
Desde nuestros hogares, podemos tomar medidas concretas para reducir el impacto de estas sustancias.
Aquí algunos consejos prácticos:
- Elige envases de vidrio o acero inoxidable: son opciones seguras y reutilizables
- Evita recalentar alimentos en plástico: incluso si dice ser apto para microondas, el calor puede liberar químicos
- Lee las etiquetas de los productos: busca alternativas libres de BPA y otros químicos dañinos
- Reduce el consumo de alimentos procesados: suelen estar más expuestos a sustancias tóxicas en envases para alimentos.
La industria ya está comenzando a estudiar opciones más seguras, como envases biodegradables o libres de químicos tóxicos. Este cambio no solo es esencial para nuestra salud, sino también para el ambiente, que sufre los efectos de los desechos plásticos.
Optar por un estilo de vida consciente, donde priorices productos seguros y de calidad, es una de las mejores inversiones que puedes hacer. Incluso algo tan simple como consultar opciones por una póliza de salud de liberbon.com puede ayudarte a anticipar y manejar problemas médicos relacionados con la exposición a químicos.
Cuando entendemos cómo los pequeños detalles en nuestras decisiones diarias afectan nuestra salud, tomamos el control de nuestro bienestar. Las sustancias químicas en envases de alimentos no tienen por qué ser una amenaza inevitable. Al educarnos sobre lo que comemos, podemos proteger nuestro cuerpo y el de nuestras familias.






























