Por lo menos un 26% de la población en Europa tiene alergia a los gatos. El culpable de esto no es el pelo. La responsabilidad es de una proteína llamada Fe1 D1. Esta se segrega principalmente a través de la piel pero también está presente en: la saliva, la orina, en las glándulas sebáceas, en las glándulas sudoríparas y en el flujo lagrimal del felino.
Lo que suele ocurrir es que muchos de estos fluidos que contienen la proteína están en contacto con el pelo. Por ejemplo la saliva que queda pegado a él. Si estas se exponen a los lipopolisacáridos (LPS) se activa un receptor de patógenos de nuestro sistema inmunológico llamado TLR4. Como consecuencia se estimula la respuesta inflamatoria exacerbada. Así concluyó una investigación realizada por la Universidad de Cambridge.
Alergia a los gatos. Distintas formas de manifestarse
Según el doctor Ignacio Dávila la alergia a los gatos se traduce en dos enfermedades: una rinitis, asociada a una conjuntivitis, y asma. Los síntomas pueden convertirse en crónicos en las personas que conviven con felinos. Dávila es el jefe del servicio de alergología del Hospital Universitario de Salamanca y líder de este estudio.
No todos lo padecen de la misma forma. Según Dávila hay varios tipos de gravedad. Es intermitente cuando los síntomas duran menos de cuatro semanas seguidas y ocurre menos de cuatro días a la semana. Se vuelve persistente cuando sobrepasan estas medidas. El experto señala que es muy difícil ser alérgico al gato y no presentar síntomas. Agrega que no está muy claro cómo reducir la exposición.
¿Cómo podemos evitarlo?
Lo mejor es evitar tener el animal opinó Dávila. Cuando se es alérgico a un gato se es alérgico a todos. En algunos puede que los síntomas no se le manifiesten de la misma forma. Esto puede ocurrir ya que hay razas que segregan menores cantidades de Fe1 D1.