Son muy importantes las características personales. No solo se trasmiten los genes entre las familias también las costumbres alimentarias. El contenido de fosforo en el diente con relación al calcio se asocia con una dentadura resistente. Si el diente carece de fosforo entonces la tendencia es a la caries dental.
La edad también es un factor importante para su desarrollo. Entre los seis y los quince años aumenta notablemente la tendencia a las caries. Contrariamente a partir de los quince la tendencia es a disminuir. Durante el embarazo se hacen excepciones porque las necesidades minerales del feto son altas. Los minerales en esta etapa se absorben a costa de la descalsificación a la madre. Algunas madres por este motivo afirman que cada hijo le ha costado un diente.
Es también de suma importancia un buen estado de la saliva. Su composición varía y se distingue tres tipos, la saliva de defensa, digestiva y de reposo.
Saliva de defensa
Su función es mantener una limpieza bucal previniendo las caries y todo tipo de infecciones.
Saliva digestiva
Ella depende de los alimentos que consumamos estimulando o inhibiendo las caries por eso es muy variable.
Saliva de reposo
Es la que mantiene humedecido nuestros dientes cuando no hay ningún tipo de estímulo. Tiene un una función genéricamente reparadora y cicatrizante.
Caries dental y las dietas ricas en azúcares
El hábitat adecuado para los dientes estar permanentemente bañados en saliva. La falta de saliva es un factor que aumenta el desarrollo de la caries dental. La saliva contiene una sustancia llamada lisozima y actúa como antibiótico. Es a través de la saliva que se eliminan muchas sustancias que pueden ser tóxicas o no para el organismo. El exceso de bismuto, de fluor o de plomo se elimina precisamente con la saliva.
Las dietas que son muy ricas en azúcares crean el medio apropiado para que se desarrolle la caries. Las personas con enfermedades como la diabetes o la fructosemia tienen una tasa muy baja de caries.