Cómo convertirte en un objeto sexual

Cómo convertirte en objeto sexual
Cómo convertirte en objeto sexual

¿Quieres convertirte en un objeto sexual? Ponte listo. El romance requiere de un poco de suerte, algo de habilidad y algunos secretos. Pensarías, después de todo el escrutinio cuidadoso que los hombres le han dado a los objetos sexuales, que tendríamos una mejor idea de cómo ser uno nosotros mismos.

La mayoría de nosotros estamos tan convencidos de que debemos ser el sujeto sexual de un objeto sexual, que nunca le damos la oportunidad a las mujeres de convertirnos en objetos.

Algunas veces lo único que queremos es volver locas de deseo a las mujeres. ¿es mucho pedir? En lo absoluto. El truco esta en hacer que la mujer te deje de ver como una persona pensante, sentimental y compleja, con esperanzas, sueños y visiones, y te comience a percibir como una simple herramienta para realizar un trabajo sencillo.

La objetivación es una meta que está al alcance de todo hombre. Lo único que tienes que hacer es tomarla. Aquí te damos cuatro maneras de hacerlo.

Descubre los secretos para convertirte en objeto sexual
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Cómo convertirte en un objeto sexual

No intentes demasiado: hay un amigo conocido como señor F, él recientemente se mudó a una metrópoli elegante. Paseando por diversas ciudades, disfrutó según dice: una especie de relación, con una artista en un coche estacionado en un callejón; luego con otra mujer y lo encontraron en estado de ebriedad en un bar.

Después de una monumental olimpiada sexual, finalmente tuvo que darse un descanso. Todas las mujeres aman al señor F ¿Por qué? El señor F entiende que las mujeres están intensamente interesadas en hombres que sean agradables, carismáticos, y sobre todo, satisfechos de estar en compañía de ellas sin ninguna expectativa.

Al no convertir a las mujeres en objetos sexuales, el señor F permite la libertad de convertirte él en uno. Generalmente recibes más de lo que necesitas si no pides nada a cambio en absoluto.

Da todo lo que tienes: algunos hombres están más orientados a la acción que el señor F., y hay algunas mujeres que solamente las puedes encontrar si buscas con ahínco. Otro amigo que conocemos le llamaremos señor coyote, es un maestro en el arte del amor. Coyote ve a una mujer atractiva e inmediatamente piensa en el correcaminos.

Algunas veces la mujer ve este tipo de comportamiento, dice que más da, y se deja llevar a través de la escena pirotécnica. Entonces se descubre haciendo todas esas cosas que juró que jamás haría, incluyendo la sesión de fotos.

Sin embargo, estas relaciones no duran más de dos estaciones vacacionales, porque no resisten semejante estrés. El señor coyote es cien por ciento objeto sexual. Solo podemos aprender que, si vas a ser un lobo, deja la ropa de oveja en casa.

Escucha un poco, ama mucho: El sr Bernardo no es el más guapo de los hombres, y aunque tiene poco sentido del humor, no es precisamente la simpatía andando. Cuando era adolescente era un obsesionado por salir con una mujer, como todos los hombres. Nunca llego a primera base.

Pero aprendió una valiosa lección: a las mujeres les gustan los hombres que les gustan las mujeres, como un movimiento. Así que llevaba a sus citas a conferencias feministas, elevando sus conciencias con los fuegos ardientes de la revolución sexual. A las mujeres esto les encanta.

El sr Bernardo es un hombre muy conocido, y muchas mujeres sueñan con él. Para ellas es un objeto sexual. Algunas veces a las mujeres les gusta la idea de dos almas gemelas juntando sus ombligos en la noche.

Encuentra a alguien que sea una buena maestra: desde que los hombres nacen, tienden a competir con otros, y si fallan en eso, se aseguran de encontrar un rincón seguro donde el resto de los hombres los dejen en paz.

Las mujeres son los árbitros, las que deciden quien gana y quien pierde, por eso algunos hombres necesitan una mujer que les enseñe las reglas del juego.

Cuál es la lección: una cosa es ser hombre entre los hombres, y otra, serlo entre las mujeres.