Las respuestas de las glándulas suprarrenales son importantes para el organismo, porque la fisiología no puede distinguir la tensión por ejercicios de la reacción al peligro. ¿Cómo pueden un par de pequeños e inocuos órganos; que parecen gorros tejidos en la parte superior de sus riñones, evitar que uno se dé la caída del siglo?
Pues bien, las hormonas segregadas por esas glándulas controlan la respuesta fisiológica del organismo a la tensión. Este mecanismo, el cual ayuda a encarar y superar obstáculos, consiste en tres etapas. La reacción de alarma, la etapa de resistencia, la reacción de agotamiento.
Etapas de la respuesta fisiológica de las glándulas suprarrenales:
La reacción de alarma: provoca la secreción de adrenalina o epinefrina que estimula al corazón; incrementa la presión arterial y envía glucosa y oxigeno de la piel hacia los músculos. Todo esto es una preparación para enfrentar una intensa actividad muscular, como la madre que de repente es capaz de levantar la parte trasera de un auto para liberar a su hijo atrapado.
Etapa de resistencia: se produce cuando la tensión prolongada hace que la corteza suprarrenal segregue glucocorticoides; como el cortisol, que actúa como agente antiinflamatorio y analgésico para impedir la formación de prostaglandinas.
El cortisol también provee de energía al cerebro y el corazón, estimulando el catabolismo proteico, o sea, la pérdida de músculo. Esta etapa puede durar varios días, semanas e incluso años, conduciendo a la somnolencia, el insomnio; el dolor muscular y en las articulaciones, la hipertensión arterial, úlcera péptica, irritabilidad de la vejiga y deficiencia en el sistema inmunológico.
La reacción de agotamiento: es el resultado de la tensión inflexible. Los sustratos vitales se agotan y el metabolismo normal se descontrola, conduciendo a la vejez prematura, el cáncer; las enfermedades cardiovasculares, alergias, infecciones, el síndrome de fatiga crónica y todo tipo de respuestas de inadaptación imaginables.
Las respuestas suprarrenales son muy importantes para las personas activas. Ya que la fisiología humana no puede distinguir entre la tensión del intenso ejercicio y la amenaza ante un peligro.
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