Palabras mágicas, transmitir a los niños la importancia de dar las “gracias”, de “pedir por favor” o de decir “buenos días” o “buenas tardes”, va más allá de un escueto acto de cortesía. Estamos transformando emociones, valores sociales, y principalmente, en reciprocidad.
Para establecer una sociedad fundada en el respeto mutuo, en la que el civismo y el respeto sellen la diferencia; es preciso invertir en esos pequeños hábitos sociales, a las que, en ocasiones, no prestamos la importancia que merecen.
La convivencia se basa al fin y al cabo en la armonía, en esas interacciones eficaces asentadas en la tolerancia donde todo niño debería iniciarse desde una edad temprana.
Estas palabras mágicas como las gracias, el por favor, los buenos días, un “lo siento” cuando es preciso. Cualidades todas ellas que no debemos dudar en transmitir a nuestros hijos, porque educar en respeto es educar con amor
Un error en el que caen muchas familias es en iniciar a los niños en estas normas de cortesía cuando los más pequeños empiezan a hablar. Ahora bien, es bueno saber que el cerebro social de un bebé es receptivo a cualquier estímulo, al tono de voz e inclusive a las expresiones faciales de su padre y su madre.
Los neurocientíficos nos recuerdan que el sistema neuronal de un niño está programado genéticamente para “conectarse” con los demás. Es algo asombroso e intenso. Inclusive las actividades más habituales como alimentarlos, bañarlos o vestirles se convierten en impresiones cerebrales que prefiguran en un sentido u otro la respuesta emocional que tendrá ese niño en el futuro.
Es muy probable que un niño de 3 años al que su padre y su madre han enseñado a decir las palabras mágicas como gracias, por favor o buenos días, no alcance a entender muy bien aún el valor de la reciprocidad y del respeto que impregnan estas palabras. Sin embargo, todo ello crea una apropiada y maravillosa esencia para que después las raíces fuertes y profundas.
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