La ducha cotidiana la podemos transformar en minutos terapéuticos. Requerimos de voluntad y confianza para poder apreciarla y disfrutar sus beneficios. Lo primero que debemos comprender es que no se trata únicamente de una necesidad higiénica. Son unos instantes que logran optimizar la circulación, prevenir varices, así como otorgar firmeza a la piel, y mantenerla hidratada.
Métodos para convertir la ducha cotidiana en terapia
Relajación con agua caliente: inicialmente hay que tener presente que el agua excesivamente caliente puede ser dañina. Por lo tanto, es fundamental que el baño posea una temperatura ambiente, y progresivamente ir graduando la temperatura del agua.
Como se mencionó el agua caliente debe usarse cuidadosamente, máximo 1 minuto, para relajar la musculatura del cuerpo. Al existir un dolor especifico el agua caliente puede caer directamente en el área con dolencia. De lo contrario se recomienda, el agua tibia, la que sea más similar a nuestra temperatura corporal.
Tonificación con agua fría: son muchos los beneficios que brinda el agua fría a nuestro cuerpo. Es fundamental evitarla en zona de la cabeza. Y las mujeres, deben evitar cuando están menstruando. Entre los beneficios del agua fría podemos mencionar:
- Optimiza la circulación general.
- Previene y aplaca las varices y la celulitis.
- Proporciona energía y calor.
- Posee efectos relajantes.
- Brinda firmeza a la piel y a la musculatura.
El pH de la piel: lamentablemente no tenemos mucho tiempo para el cuidado de la piel. Por eso, el momento de la ducha, debe ser nuestro momento. Porque es importante cuidar del órgano más extenso de nuestro cuerpo, la piel. Los jabones tradicionales poseen un pH muy agresivo, que logra alterar nuestro pH.
Es recomendable usar los que están fabricados con ingredientes naturales o muestran que posee un pH neutro. Una alternativa natural para restituir su pH de la piel radica en emplear una combinación de vinagre de manzana y agua. Lo podemos aplicar antes de salir de la ducha.
Renovación de la piel: las células muertas se almacenan en nuestra piel, proporcionando un aspecto seco y apagado. Esto lo podemos conseguir a través de la exfoliación. Los ingredientes naturales son tan poderosos como aquellos que compramos.
EXfoliantes naturales
- Sal gruesa
- Azúcar
- Bicarbonato de sodio
- Residuos del café
- Arena de la playa
- Arcilla
Esta exfoliación se puede hacer una vez por semana. Debemos enfocarnos en aquellas áreas donde se nos almacene la grasa, celulitis o flacidez. Optimizando la circulación. Al momento de enjabonarnos es el instante ideal para efectuar la exfoliación, siempre con suavidad y realizando movimientos circulares. La piel estará sonrosada y sensible durante un rato. Así que, evita exponerla al sol sino hasta dos horas después, y siempre con protector solar.
Hidratación profunda: El mejor instante para hidratar la piel es al salir de la ducha. Los poros quedarán abiertos y absorberán mejor los nutrientes. Aplicando cremas hidratantes luego de secarnos con la toalla o bien antes, sirviendo que la piel absorberá mucho mejor la crema cuando aún está húmeda. Dejarla secar naturalmente.
Lo ideal además de todas estas recomendaciones es lograr relajar el cuerpo, disfrutar del agua. Regálate esos minutos mágicos, los beneficios serán maravillosos.
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