No sólo los labios se parten… presta atención

No sólo los labios se parten
No sólo los labios se parten

No sólo los labios se parten. Hay dolores en la vida, pero el dolor que describiremos en este artículo te hará saber lo que es amar a Dios en tierra de indios.

Has sentido el dolor cuando se te parten los labios. Ahora imagínate si te da en la cavidad donde la espalda pierde su buen nombre.

Las fisuras anales son muy similares a esas rupturas dolorosas que se dan en las comisuras de los labios.

Pueden ser ocasionadas por el paso de excrementos grandes y duros. Los síntomas: dolor, escozor y, a menudo, sangrado.

No sólo los labios se partes, así que aquí te damos algunos tips para solucionar el problema de la manera más sencilla y menos vergonzoso.

Fibra vs roca: el recto no fue diseñado para que pasara un alud de rocas por ahí.  Nuestra dieta occidental produce generalmente excrementos duros pues carece de fibra. La solución es adaptar una dieta alta en fibra y líquidos, lo que suavizará los excrementos.

Así como también frutas, verduras, granos enteros y beber de seis a ocho vasos de agua al día.

Polvearse:  después de la ducha o evacuación intestinal, puedes ponerte talco para mantener la parte afectada seca. Ello reducirá la fricción durante el día.

Ungüentos maravillosos:  ciertas cremas de vitaminas A y D son útiles para aliviar el dolor y restablecer la zona dañada. Estos productos se venden sin necesidad de receta médica en cualquier farmacia o droguería.

Uñas peligrosas: por lo general, las fisuras pueden provocar comezón, y es sumamente peligroso que unas uñas filosas y llenas de partículas dañinas pasen por el tejido de por sí ya dañado.

Pueden provocar infecciones, agravando el problema.

Evitar papel higienico: la textura áspera y la exageración en la limpieza retardan el proceso de curación de las fisuras.

Se recomienda se haga con delicadeza y con un papel higiénico más suave. Sin colorantes o perfumes pues también irritan.

Ahora si el lujo es lo tuyo, puedes usar toallitas faciales, que cuentan con una loción humectante y ofrecen menos fricción.

Alerta máxima: las fisuras rara vez llegan a ser peligrosas. Pero el problema viene cuando no desaparecen del todo y derivan en úlceras. Ya que pueden traer como consecuencia un cáncer.

Si tienes fisuras que no se han curado de cuatro a ocho semanas, es mejor que las evalúes con un especialista. Pues una de las siete señales clásicas que ayudan a detectar el cáncer es una úlcera que no sana.