Obesidad infantil y adolescente ¿Cómo combatirla?

La obesidad infantil y adolescente
La obesidad infantil y adolescente

Obesidad infantil y adolescente. Existe una relación entre comportamiento humano alimenticio y medio ambiente. Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2014 unos 41 millones de niños con menos de 5 años padecían de sobrepeso u obesidad mundialmente.

Es realmente un inconveniente en la salud pública, en el cual, si no se aborda con formalidad, con una dirección multidisciplinario y multisectorial, asumirá secuelas peligrosísimas.

La obesidad perturba la salud presente y futura del niño. Es bien sabido que los niños obesos asumen eminentes probabilidades de ser adultos obesos. Lo cual resultan con más peligro de sufrir enfermedades conexas, como es la diabetes o cardiovascular. El sobre peso consigue asimismo entorpecer con el rendimiento escolar, las relaciones sociales y por supuesto su calidad de vida.

Tan peligrosa es el escenario que en 2014 la OMS creó una “Delegación para Acabar con la Obesidad Infantil”, que a finales de enero mostró su informe final a la Directora General de ese organismo.

En este informe se destacó que ninguna mediación por sí sola logra contener el acrecentamiento de la epidemia de obesidad. Que para afrontarla en niños y adolescente es esencial considerar el entorno en el que crecen los niños.

Las tres fases críticas en el ciclo de la vida: la preconcepción y el embarazo de la madre, la lactancia y la niñez, y la infancia mayor y adolescencia. Lo que suceda en esas etapas determinará de la salud futura. ​

Origen de la obesidad infantil y adolescente

Han ocurrido grandes transformaciones en nuestros estilos de vida. Actualmente las pantallas (TV, Móviles, PC) le despojan horas a la diversión al aire libre. Así como la alimentación rápida y muy poco saludables. Los vehículos y los elevadores nos impiden realizar esfuerzos para alcanzar nuestro destino. Las necesidades emocionales resentidas nos llevan a conseguir el alivio en cualquier producto rico que tengamos a mano.

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Los niños y adolescentes son víctimas pasivas de estos modos de vida actuales. Llevándolos a comer en demasía mientras permanecen inmóviles. Debido a que un tercio de las calorías diarias las consumen en la escuela, este aparece como el espacio natural para trabajar el inconveniente.

Para desplegar programas de eficacia es preciso contar con la contribución de diferentes disciplinas (psicología, economía, nutrición, neurociencia). Considerando no solamente los consumos sugeridos de nutrientes o calorías, igualmente la interacción entre los favoritismos alimentarios y el entorno en el que esos favoritismos se asimilan y se expresan. Generalmente ese alto porcentaje de niños obesos tienen padres con idéntica problemática.