Ser operado en un hospital a inicios del siglo XIX, era una de las cosas más traumáticas de esa época. Solo las personas con dinero podían ser tratadas y operadas en su casa, el resto de las personas lamentablemente corrían el riesgo de ser operadas en estos hospitales en la que había una alta probabilidad de morir por una infección. Uno de estos hospitales era el St. Thomas, el hospital más antiguo de Londres.
En London Bridge existe la sala de operaciones más antigua de toda Europa es el The Old Operating Theatre. Este quirófano para mujeres data del año 1822, hoy es un pequeño museo que fue renovado. En él podemos ver todos los horrores de las cirugías de la época que fueron realizadas anteriores a la existencia de la anestesia y los antisépticos. Las aguas sucias y los malos olores contaminaban el aire y producían las enfermedades.
Conozcamos algunas de esas prácticas en el quirófano:
Operaciones a velocidad máxima
Generalmente las operaciones se hacían lo más rápido posible los cuales duraban de 10 a 15 minutos. También era una solución para evitar las hemorragias y además los cirujanos adquirían fama de acuerdo a la rapidez de sus procedimientos. Por ejemplo cerrar un hueso en una amputación duraba alrededor de dos a tres minutos.
Los torniquetes para las amputaciones y las extracciones de piedras en la vejiga eran los procedimientos más habituales de la época pero lo que en verdad causaba más muertes eran las infecciones producidas durante el post-operatorio.
Operación con dolores intensos
En el Old Operating Theatre las mujeres aliviaban su dolor “gracias” a un bastón revestido de cuero que el cirujano les ofrecía para que mordieran durante la operación.
Durante esa época solo las personas adineradas les proveían de alcohol para aliviar el dolor mientras eran operados en sus casas.
En esa época solo se usaba en las cirugías el éter como anestésico y posteriormente llegó el cloroformo.
Audiencias durante la cirugía
En el The Old Operation Theatre se reunía en forma de semi-circulo una audiencia de unas 200 personas. Alrededor de la cama estaban los cirujanos del hospital y sus aprendices, estudiantes de medicinas y algún cirujano invitado. Todo esto con la intención de poder presenciar las operaciones y disecciones anatómicas.
No estaban permitidas las mujeres porque decían que no podían tolerar el espectáculo.
Ser operado sin higiene
En aquella época de 1822 no había ningún antiséptico. Los cirujanos solo se lavaban después de la operación y no antes, igualmente sus ayudantes. Los instrumentos quirúrgicos tampoco se lavaban y las vendas solían ser reusadas.
