Problemas cardiovasculares asociados al menor nivel educativo, esto según investigaciones de la Universidad de Minnesota en EE.UU. Las personas con un nivel educativo bajo pueden tener mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares el resto de sus vidas.
Dicho estudio fue publicado en la revista JAMA Internal Medicine. Como resultado, el concluye en que la disparidad educativa es un factor socioeconómico que contribuye a las enfermedades del corazón.
Explica la investigadora Yasuhiko Kubota:
“…El logro educativo estuvo inversamente asociado al riesgo de enfermedad cardiovascular de por vida…”
En tal sentido, el estudio participaron 13.948 estadunidenses con edades que oscilaban entre los 45 y 64 años. Este grupo fue estudiado en su evolución desde 1987 hasta el 2013. Durante su reclutamiento no padecían ninguna enfermedad cardiovascular.
Para empezar los autores estudiaron entre el nivel de estudio cursados y lo asociaron con las enfermedades cardiovasculares. De igual manera, la posible influencia con otros factores socioeconómicos como los ingresos, la ocupación, entre otros. Las enfermedades cardiovasculares serían por ejemplo enfermedades coronarias, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular.
Problemas cardiovasculares y la investigación
El 59% de los varones que terminaron sus estudios de secundaria tendrían mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según los resultados del estudio. La edad oscilo entre los 45 y 85 años de edad. Solo el 42% de los que habían culminado sus carreras universitarias tenían el mismo riesgo.
Ahora bien, con respecto a las mujeres. En el estudio indicó que el 51% de las que solo terminaron su educación primaria tenían mayores riesgos. Solo el 28% de las que finalizaron sus estudios universitarios poseían riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares durante su vida.
Por lo tanto, los logros educativos están inversamente asociados con las enfermedades cardiovasculares. Por lo que a mayor educación menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. La asociación fue independiente de otros factores socioeconómicos importantes como los ingresos familiares, entre otros.
Finalmente, los autores concluyeron que había que tomar en cuenta también otros factores de riesgo cardiovascular.
