Tu eres lo que decretas

Tu eres lo que decretas
Tu eres lo que decretas

Tu eres lo que decretas. Nosotros los seres humanos, nos hemos regido por un sinfín de decretos, acciones y palabras que nos hacen preso de nuestras propias actitudes. Si nos escuchamos detalladamente podemos darnos cuenta de la cantidad de larvas verbales que nuestros antepasados nos han heredado; las cuales no generan ningún beneficio a nuestro progreso en la vida.

Entre estas larvas verbales tenemos: No tengo dinero, este estrés me mata, mi trabajo me enferma, no tengo suerte en la vida, me va muy mal en el amor, los ricos están completos, entre otras muchas más.

Y pare usted de contar, tenemos que tomar consciencia de las actitudes, palabras y pensamientos que arrojamos en nuestro día a día, si queremos ser realmente exitosos. Podemos comenzar cambiando nuestra manera de pensar y hablar, aunque suene difícil.

Si eres de las personas que se irrita con facilidad, te descubre criticando con frecuencia o generalmente está enferma o con dolencias, requieres ayuda.

Tu eres tus pensamientos
Tu eres tus pensamientos

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El aquietar es físico, mental y del sentir. Cuando te sientas angustiado, quebrantado, molesto, tranquiliza tu cuerpo, tu mente y tus emociones. No pienses en nada. Se dice que es muy difícil no pensar en nada, pero si te fijas en la caída de un rayo, y sabes que detrás viene el trueno, lo primero que haces es quedarte tranquilo a esperar el retumbar del trueno.

Precisamente esa actitud de espera es el acto de no pensar en nada.

Tu eres lo que decretas, así que te dejamos algunos decretos que pueden mejorar tu vida, si los repites:

  1. Yo soy la voluntad de pensar, sentir y actuar en perfección, en todo momento y en toda circunstancia.
  2. Yo decreto en mi vida la perfecta salud, felicidad y prosperidad.
  3. Hago sentir a todo ser viviente que lo considero valioso.
  4. Busco el lado bueno a todo lo que me ocurre a mí a los demás.
  5. Siento entusiasmo por la vida, disfruto estar aquí y ahora.
  6. Perdono los errores del pasado y sigo adelante hacía mayores triunfos.
  7. Soy importante para Dios, por lo tanto, enfoco toda mi energía en los aspectos positivos de la vida.