Si te preocupa que tengas balbuceos nocturnos con insultos y malas palabras cuando duermes con alguien, esos temores tienen fundamentos. Por lo menos dos tercios de la población admite hablar durante las noches en algún momento de sus vidas. Muchas de estas malas palabras se escuchan en el balbuceo nocturno en comparación con las que decimos cuando estamos despiertos, esto según un estudio realizado en Francia.
Isabelle Arnulf, del Hospital de la Pitié-Salpêtrière en París fue la que realizó y lideró la investigación. Según la investigadora la palabra “no” se menciona cuatro veces más cuando estamos dormidos. En cuanto al término” “putain” aparece más de 800 veces.
Esto no significa que los franceses son los más groseros cuando duermen que el resto de las personas. Así lo señaló la neuróloga, hay evidencias anecdóticas en personas de otras nacionalidades.
Aunque lo que decía la persona dormida era de contenido más grosero la gramática en realidad fue mucho más correcta. Estos individuos dejaban pausas para dar espacio a una respuesta, como si ocurriera una conversación normal.
Balbuceo nocturno. Lo que señaló el estudio
En la investigación participaron unos 230 participantes que durmieron en el laboratorio varias noches. Durante este estudio se registraron unos 900 episodios nocturnos. Como estos incidentes son difíciles de capturar la mayoría de estos pacientes fueron personas que sufrían algún trastorno de sueño donde estos episodios son más frecuentes.
Así concluyeron que el 59% de lo que dicen las personas es incompresible incluye: murmullos, silbidos y risas. En cuanto al discurso comprensible el 24% tenían un contenido negativo. De estas últimas el 22% eran palabras desagradables y alrededor de un 10% contenía de alguna forma la palabra “no”.
Los hombres tendían a decir más malas palabras que las mujeres y los individuos de educados modales también solían decir malas palabras durante el sueño.
Pero ¿a qué se debía esta agresividad y negatividad durante el sueño? Los investigadores dicen que tal vez era por la llamada “teoría de la simulación de amenaza”. Esta sostiene que los sueños son simulacros que ayudan al individuo a estar preparados ante una amenaza real.
