El desempleo y sus consecuencias psicológicas en las personas

El desempleo y sus consecuencias psicológicas en las personas
El desempleo y sus consecuencias psicológicas en las personas


La situación de desempleo es un estado temporal de inactividad involuntaria, pero siempre está matizado de malestar y ansiedad por el futuro. Sin embargo, este paréntesis en la actividad laboral puede ser motivo para modificar la propia acción profesional, buscar otras opciones o fomentar la formación.

En ocasiones, las consecuencias del desempleo son muy nocivas desde el punto de vista psicológico. Ya que el desempleado suele experimentarlo con gran angustia, escoltado de un sentimiento de ineptitud, de culpa, vergüenza y miedo al futuro; reforzando un gran sentimiento de minusvalía. De tal modo, que llega a esta falsa conclusión: “la crisis no es la causante de mi escenario de desempleo, sino es que soy un inútil”.

Según ciertos datos, quienes no tienen trabajo van al médico diez veces más que los que lo tienen. Asimismo, más del 26% de parados tienen alguna crisis de ansiedad, frente al 14% de los que poseen empleo. Igualmente, en los desempleados podemos hallar: insomnio, ansiedad, depresión, irritabilidad y, principalmente, la pérdida de la autoestima.

Por otro lado, el parado se siente como si la sociedad lo rechazara y por esto se vuelve invisible para la familia, amigos y no digamos para las empresas. Finalmente, el desempleado es como si no existiera.

El desempleo y sus consecuencias psicológicas. Esta sensación de extrañeza consigo mismo e invisibilidad para los demás configura el síndrome del desempleado; que pasa por distintas etapas hasta llegar al “no sirvo para nada”, “todo se vuelve contra mí” o “a mi edad no voy a encontrar trabajo”.

En un primer momento el desempleado se encuentra confiado en hallar otro trabajo, disfruta de su tiempo libre y no se inquieta por el futuro. En otros momentos, se traza la oportunidad de hacer lo que hasta ese momento le era imposible: aprender inglés, pasear, leer, etc. Esta situación puede durar varios meses hasta que toma conciencia del gran problema de hallar trabajo.

Progresivamente, aparecen las consecuencias psicológicas y físicas del desempleo. No es extraño que surjan alteraciones en el comportamiento y síntomas psicosomáticos. Tales como cefaleas, variaciones del peso, mareos, vómitos, dolores inespecíficos, impotencia sexual, frigidez, etc.

Así mismo, otra consecuencia del desempleo muy negativa, que a veces acompañan a los síntomas físicos, son la pérdida de la autoestima, sentimiento de inseguridad y de culpa; todo ello coherente con un sentimiento muy pesimista sobre sí mismo. Así que, el riesgo es resbalarse a la siguiente fase.

Así como, la apatía, nada lo motiva y se abandona, inclusive la higiene personal. Del mismo modo, todo “se ve negro” y se puede llegar a la siguiente conclusión: “para qué hacer algo, si esto no tiene solución…” Por lo tanto, es el peor momento que puede combinarse con la ausencia del apoyo familiar y de amigos.

El peligro es que el desempleado se deje llevar hacia la desesperanza y entre en un cuadro depresivo incapacitante.

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