El estrés en ocasiones no es tan malo. Y es que cuando pensamos en el estrés enseguida lo relacionamos a algo negativo. No obstante, en sí mismo no es malo, realmente, en general nos ayuda a enfrentar mejor los inconvenientes diarios poniendo en marcha nuestros recursos.
El estrés es un proceso natural que se origina cuando tenemos un exceso de demanda frente a las herramientas que disponemos. En esas circunstancias nuestro organismo se activa con la finalidad de generar más recursos y atender esas necesidades más rápido y mejor.
Expertos explican que relacionamos el estrés con algo negativo, ya que el cuerpo hace ese sobreesfuerzo, y no le dejamos tiempo para que se recupere. Mantenernos activos, hacer cosas con una cierta dinámica y aceleración puede ser inclusive positivo si posteriormente descansamos.
El problema es que nuestro cuerpo y nuestra mente precisan parar y recuperarse después de un sobreesfuerzo y no lo hacemos. Es allí cuando se empiezan a producir dificultades de adaptación que implican fallos de los sistemas que antes funcionaban bien”.
Es fundamental considerar que, aunque el estrés produce emociones negativas (por ejemplo, cuando creemos que vamos a obtener un resultado negativo), también produce emociones positivas, como la alegría o la euforia cuando el propósito ha sido alcanzado.
Actualmente, uno de los mayores estresores que poseemos son las nuevas tecnologías. A pesar de que nos facilitan la comunicación, la integración con los demás y nos brindan la posibilidad de trabajar a distancia, todo eso hace que se incrementen las exigencias pese a que tenemos el mismo tiempo.
Hoy podemos hacer numerosas más cosas, pero las tenemos que hacer más rápidamente; tenemos que priorizar y generalmente lo que hacemos mal es reducir los hábitos saludables. El tiempo de entretenimiento, el descanso y las relaciones sociales, que son muy ventajosas para la salud.
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