El potro, la postura sexual apta para esos hombres dominantes. Y cómo pensamos mucho en ti y en tu salud sexual y sentimental; volvemos a la carga con una nueva posición que te encantará practicar, sobre todo si te gusta dominar. Te va a encantar seas como seas, pero más si eres hombre y te gusta dominar en la cama, y si eres mujer y te gusta la sumisión.
Una postura bautizada como el potro. Y ojo no nos referimos al animal, sino al aparato de tortura que se usaba en el siglo XVI para castigar al acusado; que era atado de pies y manos a una superficie conectada a un torno. Este iba tirando de las extremidades en sentidos diferentes, dislocándolas o desmembrando al torturado.
Oye, no te espantes. Hemos utilizado esta comparación, por el simple hecho de que la persona que está abajo; en ese caso la mujer, está inmovilizada por el hombre, que se halla en la parte superior. Para que no se mueva, también se puede atar a la mujer.
La mujer se halla inmovilizada boca abajo, mientras el hombre le sujeta las manos mientras se produce la penetración desde atrás.
El funcionamiento de la postura el potro
El potro funciona de la siguiente manera. Ella se tumba boca abajo, con los brazos estirados por delante de su cabeza. Las piernas con un grado de separación de unos treinta centímetros como mucho.
El hombre estará sobre ella, sujetándole las manos con las suyas, e imposibilitando su movimiento. Solo con esto, sin la penetración, ambos se excitarán a más no poder. Principalmente, si ambos están cómodos con ese juego de poder.
Un consejo de experto es colocar un cojín bajo el pubis de ella, lo que elevará la cadera y facilitará la penetración. Esta postura incidirá en la pared vaginal, lo que maximizará el placer. El constante contacto con los glúteos llevará la excitación del hombre a otro nivel.
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