Alcanza el éxtasis sexual consciente con una meditación

Éxtasis sexual y la meditación
Éxtasis sexual y la meditación

Podemos alcanzar el éxtasis sexual practicando la meditación. A pesar de que el sexo culturalmente esta cada vez más presente y cobra más importancia. Como una herramienta para el bienestar, conexión emocional o como instinto de placer. Generalmente las personas no experimentan el sexo con absoluta conciencia. Es decir, se hace más como un deporte que como una meditación.

Ciertamente el sexo consigue ser muchas cosas, y no es malo hacerlo como un deporte. El deporte es bastante sano. No obstante, si sólo lo apreciamos así estamos restringiendo el abanico de posibilidades de la sexualidad; que de lo humano es lo más cercano a la percepción y canalización de la energía, la misma que dio origen al universo.

Primordialmente, la meditación radica en ser conscientes de la respiración durante el acto sexual e incluso desde el cortejo previo. Se enfoca la atención en la zona abdominal donde se presentan movimientos rítmicos en relación a la inhalación y a la exhalación; o además se puede llevar la atención a las sensaciones que provoca el aire en las fosas nasales.

Alcanza el éxtasis sexual consciente con una meditación
Alcanza el éxtasis sexual consciente con una meditación

Alcanza el éxtasis sexual, haciendo consciente la respiración. Cuando estamos atentos a la respiración conseguimos dos cosas:

Primero: nos hace consientes de la relación sexual como un ritmo y con ello nos aproxima a la posibilidad de sincronizar nuestros ritmos, hacer del sexo una danza.

Segundo: nos hace mantenernos en el presente; esto nos regala, más presencia, nos mantiene en el cuerpo absolutamente y nos coloca en la riqueza de las sensaciones. De esta manera, no entramos en el mundo de la utopía, el miedo y la esperanza y demás especulaciones mentales que hacen que no estemos del todo ahí.

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La atención al presente es plenitud

Todo esto nos permite percatarnos de los movimientos sutiles de la energía, esos que van unidos al flujo del aire en el cuerpo; En el yoga se conoce como el canal central, una especie de conducto en el cual se reúnen las energías masculinas y femeninas.

Lo primordial de esta meditación es mantener los ojos abiertos, mirándose de frente hasta llegar al orgasmo. Esto quizá sea algo bastante difícil de conseguir; ya sea porque el placer generalmente nos hace cerrar los ojos o pues sostener la mirada de alguien por mucho tiempo consigue ser difícil; pero si existe suficiente confianza se abre un portal de claridad y compasión.

Se sugiere practicar esta meditación en la posición de budismo tántrico yab-yum, con la mujer sentada sobre el hombre, frente a frente.