Un manjar al natural es lo que nos ofrece las delicias del mar para consentir al paladar. ¿Quién dijo que para que una receta sea una delicia debe ser complicada? Así como la langosta thermidor, cuya preparación es un tanto elaborada.
Esta langosta se ha posicionado en todo el mundo como uno de los platillos más elegantes y sabrosos. Sin embargo, también existe otra manera deliciosa de disfruta este manjar sin necesidad de pasar por todo un largo proceso de preparación: al natural. Pero debes asegúrate de que la langosta esté fresca. Para ello, lo mejor es adquirirlas vivas.
Si vas a escoger langostas, busca siempre la más activa, ya que suelen ser las más frescas. Además, las que menor tiempo han estado en cautiverio, esas son las que más carne tienen, pues no han sido alimentadas ahí.
Las langostas de agua fría son las mejores, por tiernas y sabrosas. Las de agua cálida, como las del mar caribe, son buenas, pero tienden a ser un poco más duras y fibrosas. Las langostas de Tasmania, por si alguna vez tienes la oportunidad de probarlas, gozan de la fama de ser las más ricas, por su sabor y crujiente textura.
Como disfrutar de este delicioso manjar al natural
Ya sea que la compraste viva y la hayas cocido, o adquirido congelada, lo cual no afecta su frescura; llévala a una carnicería para que le hagan un corte transversal con la sierra para carnes. Después coloca las dos piezas en un plato, agrégales unas gotas de limón y disfruta de esta delicia con una copa de vino blanco seco. Pocos platillos así de sencillos son tan deliciosos como éste.
Las langostas son esencialmente ricas en vitaminas y minerales. Entre las vitaminas se resalta su alto contenido en ácido pantoténico este nos ayuda a transformar los alimentos en energía. Y en vitamina E que actúa como antioxidante ayudando a mantener las arterias en un estado óptimo.
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