El placer de estar vivo…

El placer de estar vivo…
El placer de estar vivo…

Probablemente has sentido ese placer de estar vivo. Estar vivo es ser un humano sencillo, una vitrina transparente de carne y hueso que muestre únicamente la grandeza de nuestro corazón. Estar vivo es, además, erradicar las complicaciones de cualquier tipo, que de cualquier manera aparecerán siempre cortinas inesperadas, promoviendo la gran mentira de resguardarnos del exterior.

Pero es que estar vivo es simplemente dejar fluir lo que acontece día a día en nuestro interior, es la excepcional manera de dejar nuestra huella en la arena de esta historia en común. Una huella con tu talla, un espacio firma en donde tu creación se aloje y refuerce tu eternidad.

Y que tu línea de pisadas, que son rastros de tu alma, sean sólidas y perennes sólo porque fueron plasmadas con la energía de tu gozo, con la alegría de ser perfecto en la creación, con la libertad de ser un maestro, y con la convicción de la genuina porción de Dios que eres en este ahora, en este espacio, en todos los instantes que se confabulan para pertenecer al presente.

En cada alma que te rodea está la certeza de la vida, en cada corazón que actúa con el tuyo hay un breve telegrama de Dios te envió hace tiempo, con el mensaje de siempre, la premisa suprema de recordarte que la opción sagrada es vivir.

Y vivir no es más que atender tu intensa curiosidad de ir a la primavera que hay en tu alma.

Y volar ahí tu papagayo enrodándote con las flores, en donde los grilletes del juicio se transforman en mariposas. Porque en tu alma esta la fabrica de Milagros, en tu alma dios ha puesto un cofre, y cada vez que tu corazón lo destapa y se sumerge en ese contenido. Tu estas en comunión con la creación, así de simple es este placer.

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