Según la psicóloga Rosana Pereira el poder del placer se relaciona con las sensaciones crudas, puntuales, muy de la piel por tal motivo su recorrido es corto. Por el contrario la felicidad es una forma de vida en el medio y largo plazo.
Pereira es psicóloga de gabinete Haztúa y experta en psicología positiva y gestión de los sentimientos.
Ambos estados, placer y felicidad, están determinados por las hormonas. La dopamina es el motor del placer y la serotonina es la responsable de la sensación de felicidad. El problema radica que la dopamina suprime a la serotonina; es decir, buscar placer por placer nos aleja de la verdadera felicidad.
El poder del placer y nuestra búsqueda de la felicidad
Veamos qué nos señala el experto en salud y bienestar americano Robert Lustig. Lo primero que nos aconseja es entrar en una verdadera conexión con el mundo. No es usar las redes sociales o el WhatsApp es conectarnos realmente a través de las relaciones personales. Es encontrar momentos especiales con los demás que nos lleven a generar empatía reforzó Rosana Pereira.
Lustig también aconseja contribuir, colaborar, es el dar algo a los demás sin tener que pedir algo a cambio. La felicidad es dar a diferencia del placer que se basa únicamente en recibir, afirma Pereira.
También debemos cuidarnos, la vida no tiene que ser siempre sacrificio; el equilibrio está en saber combinar el placer con la felicidad. Debemos atender a la única persona que nos acompañará de manera incondicional durante toda la vida: nosotros mismos.
Otro punto que debemos considerar es la cocina sana y equilibrada, práctica precursora de la felicidad.
El placer es visceral, la felicidad etérea. El placer es solo recibir a diferencia de la felicidad que es dar. El placer opta por lo individual, la felicidad por lo de compartir. Darse placer es insaciable porque el cuerpo y la mente siempre querrán más.
El placer no es malo pero cuando es el único centro de nuestras vidas nos convierte en unos desgraciados.
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