Siempre hemos escuchado que para un buen descanso nocturno, una persona debe dormir al menos 8 horas diarias. Sin embargo, para que este sea realmente efectivo, existen otras variables un tanto o más determinantes que el tiempo, a las que pocos le dan importancia o incluso muchos desconocen. El ambiente que nos rodea, los muebles de dormitorio y sobre todo, una temperatura ideal para dormir, son sólo algunos factores a los que se debe prestar especial atención para incrementar la calidad del sueño.
¿Y por qué es tan importante crear las condiciones necesarias para dormir bien? La Sociedad Española de Sueño (SES) indican en esta publicación sobre el sueño saludable, que la falta de éste se asocia con daños en la motivación, la emoción y el funcionamiento cognitivo, y tiende a representar un mayor factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades graves como es el caso de la diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, etc.
Asimismo, la SES hace referencia a que la temperatura ambiental tiene un fuerte impacto en el descanso y la salud durante el sueño, puesto que actúa directamente sobre la temperatura corporal del ser humano, destacando que cualquier extremo (demasiado frío o demasiado calor), tiende a crear perturbaciones que impiden un descanso efectivo. En este sentido, establecen temperaturas entre los 18 y 21°C, como las condiciones térmicas ideales para conciliar un sueño profundo.
Claro que, el gozar de una temperatura ideal para dormir implica más que encender o apagar un sistema de climatización, pues hay otras variables que pueden influir directamente en la termorregulación adecuada para dormir profundamente.
Considerando que el descanso nocturno es una necesidad diaria en la que invertimos al menos un tercio de nuestra vida y cuyo impacto en la salud es tan notoria; en este artículo te contaremos algunas consideraciones que te ayudarán a alcanzar el confort térmico adecuado para un sueño reparador y revitalizante.
¿Cómo alcanzar una temperatura ideal para dormir bien?
Primeramente, es importante aclarar que la temperatura corporal del ser humano puede variar por factores distintos a las condiciones atmosféricas a su alrededor. Algunos son de carácter fisiológico como la edad, el sexo, embarazo, el peso o condición física, y el padecimiento de alguna condición de salud.
Aunado a estos, los gustos y preferencias también son determinantes al momento de encontrar comodidad a la hora de dormir. Por ejemplo, hay quienes necesitan hacerlo arropados de pie a cabeza y en posición fetal, mientras otros prefieren hacerlo estirados a rienda suelta y con poco abrigo sobre ellos. En cualquiera de los dos casos, algo que ayuda significativamente con la autorregulación de la temperatura corporal durante el sueño es el uso de un colchón transpirable, así como el tipo de vestimenta empleada para dormir.
Ahora, ésta última, inevitablemente estará determinada por factores ambientales externos y el nivel de aislamiento térmico que tengamos en nuestra habitación. En otras palabras, es recomendable la ropa polar o tela gruesa durante la temporada invernal, mientras que los tejidos de algodón por su suavidad y cualidad de transpirable, son 100% recomendables para el verano y resto del año.
Otro elemento que nos ayuda a mantener una temperatura ideal para dormir plácidamente son los sistemas de climatización inteligentes o autorregulables. Estos se programan para operar de forma independiente y fluctuar entre los niveles de frío/calor que se les indiquen y que armonicen el ambiente según las preferencias del usuario. En caso no contar con estos mecanismos de tecnología avanzada, lo ideal es mantener la calefacción o el aire acondicionado según sea el caso, entre la media de 18-21°C que indican los expertos en el tema.
Por otro lado, como bien comentamos al inicio y algo en lo que coinciden los profesionales de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL), es que si bien la calidad del sueño no la determina las horas que se inviertan en él; mientras más sean las horas de vigilia o constantes la interrupción del sueño continuo, menos probabilidades habrá de lograr un descanso efectivo. En este sentido, además de establecer una temperatura adecuada, también se recomienda crear hábitos saludables que promuevan el sueño, para ello es necesario:
- Evitar dormir con factores lumínicos directos
- Insonorizar en lo posible la habitación en la que se duerme
- NO hacer uso de móviles o dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir
- Invertir en un buen colchón que se ajuste a las condiciones físicas del o los usuarios
- No ingerir bebidas estimulantes antes de dormir
- Cenar al menos dos horas antes de dormir a fin de darle a cuerpo la oportunidad de digerir los alimentos
- Tratar y controlar condiciones como el bruxismo, apnea del sueño o sonambulismo
- Practicar actividades físicas que promuevan la liberación de endorfinas.
Esperamos que después de conocer la importancia de lograr una temperatura ideal para dormir, así como las distintas condiciones que promuevan el correcto descanso, de ahora en adelante te sea más sencillo crear ambiente propicio para un sueño gratificante y revitalizador.
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