Las enfermedades hepáticas vienen siendo desde hace muchos años, una de las patologías que mayor impacto tiene dentro de la población joven en edad laboral. Tanto así que, importantes organismos internaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), o el National Intitutes of Health (NIH), advierten constantemente sobre la importancia de promover la salud hepática para evitar un problema de salud pública de gran escala. No obstante y a pesar de grandes esfuerzos por aumentar la concientización social sobre este tema, los pacientes por daño hepático siguen siendo una constante que aumenta año tras año, algo que sin duda; puede verse agravado como consecuencia de la crisis global generada por la pandemia del coronavirus, pero, ¿Qué tiene esto que ver? A continuación te lo explicamos.
Recordemos que, más allá del caos sanitario, político y económico que trajo consigo el COVID-19, también acrecentó todo tipo de problemáticas sociales que afectaron duramente la salud física y mental de muchas personas. Si bien algunos encontraron en esta experiencia (coronavirus, confinamiento, pandemia), las razones o el impulso necesario para cambiar de perspectiva y emprender un nuevo estilo de vida. Otros, no tan afortunadnos, se vieron sumidos en la más profunda desgracia, depresión o crisis de ansiedad, que los llevó desarrollar conductas o hábitos poco saludables o perjudiciales para sí mismos y para su entorno.
En este sentido, la importancia de la salud hepática pasó a ser irrelevante y, muchos comenzaron a buscar algo que aumentara su “sensación de bienestar” así fuera de forma pasajera. Por supuesto, estamos hablando del consumo frecuente de bebidas alcohólicas, el consumo excesivo de comida calórica, sedentarismo, tabaquismo, entre muchas otras que afectan directamente los niveles de transaminasa gpt.
Ahora bien, entendidos de porqué fue el coronavirus un agravante de una situación que ya estaba prácticamente fuera de control, comencemos a profundizar en cómo tener, recuperar o mantener la salud hepática.
¿Qué son las enfermedades hepáticas?
Se entiende por enfermedades hepáticas, cualquier alteración o sintomatología que comprometa la función del hígado, ocasionando diversos problemas de salud. Para entender la gran variedad de enfermedades que puede ocasionar su mal funcionamiento, tendríamos que tomar en cuenta que: este órgano es el responsable de la producción de enzimas que ayudan a digerir los alimentos, de eliminar y equilibrar las toxinas en el organismo antes de que éstas ingresen al torrente sanguíneo; que funciona como “almacén” de energía del cuerpo y además, es el único órgano aparte de la piel, que tiene la capacidad de regenerarse por sí solo luego de una lesión.
De hecho, de acuerdo con la ciencia médica, al hígado se le atribuyen más de 500 funciones vitales para el organismo, aunque ya hemos nombrado las que podrían considerarse las tres principales, es importante aclarar que el hígado también se encarga de:
- Producir colesterol bueno y proteínas esenciales
- Extraer y almacenar los nutrientes que producen los alimentos tras el proceso digestivo
- Producir la bilis que ayuda a digerir la grasa
- Nivela la fabricación de glucosa en sangre
- Nivela la coagulación sanguínea
- Limpia al organismo de fármacos o demás sustancias nocivas
- Equilibra los niveles de aminoácidos en la sangre
- Crea mecanismos de inmunidad ante factores infecciosos
En varias ocasiones, hemos hecho énfasis en que casi siempre, el origen de todo tipo de enfermedades se generan a partir de un proceso digestivo deficiente o, porque alguno de los órganos que componen en sistema digestivo no está cumpliendo correctamente su función. En el caso particular de hígado, se conocen varias patología, pero las más comunes o habituales son: La hepatitis viral, cáncer de hígado, cirrosis hepática y la enfermedad del hígado graso.
Aunque alguna de estas enfermedades pueden tener un factor hereditario o no presentar sintomatología aparente, una gran porcentaje (mayor al 70%) se desarrollan a consecuencia de un estilo de vida poco saludable y el abuso de sustancias nocivas para la salud. Lo realmente lamentable, es que muchas llegan a términos fatales sólo por descuido del paciente y por evitar un diagnóstico oportuno.
¿Cómo mantener la salud hepática?
Aunque suene repetitivo, en este portal siempre hablamos de la buena alimentación y el estilo de vida saludable como el mejor aliado para evitar trastornos de salud. En el caso de promover la importancia de cuidar el hígado, no será diferente, y es que, como ya hemos mencionado, la ausencia de estas condiciones actúan como detonante de las enfermedades hepáticas. Como es costumbre, te dejamos a continuación algunas recomendaciones para proteger la salud del hígado.
- Alimentación balanceada: rica en alimentos con alto valor nutricional y con un índice glucémico bajo, las frutas, verduras, legumbres y carnes blancas, deben ser tus aliados estratégicos. Asimismo, regula el consumo de alimentos procesados, grasas saturadas y harinas.
- Mantente en control nutricional: especialmente si sufres algún trastorno digestivo, padeces de obesidad o sufres de algún tipo de intolerancia a un alimento. También es importante el control periódico ante enfermedades como la diabetes o la hipertensión.
- No abuses de las bebidas alcohólicas: aunque por un lado una copa de vino al día no haga daño, el consumo excesivo de alcohol es la principal causa de la cirrosis hepática y aumenta altamente las probabilidades de sufrir cáncer de hígado. Esto ocurre porque el hígado debe trabajar más de lo debido para digerir estas sustancias, ocasionando lesiones muchas veces irreversibles.
- Reduce el consumo de azúcares: ya que generan el mismo escenario de las bebidas alcohólicas. Eliminar de tu dieta el consumo de bebidas energéticas o gaseosas, así como el azúcar refinada para sustituirlo por otro tipo de endulzante natural es de vital importancia para la salud hepática.
- No te sumerjas en el sedentarismo: puede que no sea necesario que seas la persona más atlética del mundo, pero si es recomendable realizar al menos una actividad cardiovascular que te ayude a activar el metabolismo: caminar, correr, saltar la cuerda, montar bicicleta, bailar… diariamente, al menos unos 30 minutos.
- No te automediques: algo que suele mucho suceder, personas que por recomendación o sugerencia de allegados sin conocimientos médicos comienzan algún tratamiento médico que puede resultar a la larga perjudicial para la salud del hígado. Incluso, en caso de pacientes con problemas depresivos u otro tipo de trastorno de conducta, se puede generar un problema de adicción.
- Acude a un médico especialista: gastroenterólogo o hepatólogo, ante la presencia o sospecha de una condición que comprometa tu salud hepática.
La importancia de la salud hepática debe ser algo que se instale dentro de la mente de los seres humanos, así como lo hacen los movimientos virales que apoyan una doctrina en la actualidad. Hay que dejar de crear guerras entre mujeres que sufren trastornos alimenticios en su afán de encajar en los estándares de belleza y quienes rechazan la obesidad por la misma causa; también debemos dejar de ver el consumo de alcohol en adolescentes como algo normal o actividad recreativa y comenzar a tomar medidas preventivas. Y mejor aún, hacernos eco de información que ayude a crear conciencia sobre el cuidado de la salud. Si bien hay mucho por hacer por parte del sistema sanitario para prevenir las enfermedades hepáticas, hay más por hacer de forma individual para no formar parte del problema.
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